a industria cultural vasca ha dado ejemplo estos días de cómo sobrevivir a una pandemia y no morir en el intento. Y todo a pesar de llegar renqueando a la Azoka de Durango después de un año duro en el que apenas ha habido conciertos y en el que muchas librerías, como los bares y los restaurantes, también han bajado persianas€ Con todo, el compromiso de la comunidad vasca con sus creadores artísticos se ha renovado a lo largo de estos cinco intensos días.

La respuesta a una situación excepcional y extraordinaria ha sido digna de elogio, tal y como atestiguan varias de las firmas que desde el pasado día 4 y hasta la medianoche de ayer han despachado en Landako libros y discos principalmente, pero también agendas, revistas, juguetes... "Las ventas no son comparables a las de otros años, pero hace quince días o un mes no pensábamos que pudieran ser del orden de las que van a ser, así que estamos contentos", resumía Javi Dudagoitia, de la Editorial Ibaizabal. Una idea compartida por otros agentes de la cultura euskaldun consultados por este diario para conocer de primera mano su opinión sobre el desarrollo de este formato virtual.

A la espera de que hoy se conozca el balance oficial que Gerediaga Elkartea haga de esta edición tan peculiar, visitantes y productores no ocultan su buen sabor de boca. Nada podrá sustituir ni desbancar al formato presencial, al cara a cara en los puestos de venta, al autógrafo y al selfi con uno u otro artista kilómetro cero; ni siquiera a las tradicionales apreturas de las horas punta que este año tuvieron su versión online en la primera jornada de Azoka. "Hay gente que nos vemos de Durango a Durango", bromeaba Patxi Goñi, al frente de la histórica discográfica Gor. Y es que como apuntaba Leire López Ziluaga (Editorial Susa) "la feria de Durango no es solo un espacio para comprar. Es un espacio de encuentro y se me hace muy difícil pensar en una feria de Durango donde lo presencial no sea lo más importante".

Con todo, las tres voces coinciden en que la respuesta de la comunidad euskaldun y euskaltzale ha sido sobresaliente e impagable, sobre todo en un momento como el actual. De hecho, las reposiciones de material en el almacén en que se ha transformado Landako han sido constantes durante estos días. El mal tiempo no ha impedido que las furgonetas hayan llegado puntuales hasta el epicentro de la cultura vasca, cargadas de libros y discos para volver a llenar las mesas con títulos como Animalia txikiak, Adur, haizearen bildur o Non duzu min?, todos destinados al público infantil, marca de la casa de Ibaizabal, apuntaba Dudagoitia.

Y en Susa, más de lo mismo. Sin querer entrar en detalles, decía López Ziluaga que todos los libros que esta editorial ha publicado a lo largo del presente año "se han vendido bien. Incluso libros de otros años se han vendido por encima de nuestras expectativas. Algo que está muy bien", subrayaba. Y eso que las previsiones hechas no eran nada prometedoras. Afortunadamente nada se ha cumplido y todos los días han tenido que recargar el stock de libros. "Habíamos asumido ya -reconocía la editora de Susa- que lo que había sido Durango en años anteriores este año no lo íbamos a tener, y por eso los datos son un empujón importante, porque son más altos de lo que esperábamos. Vender la mitad del año pasado está muy bien para una feria virtual que es la primera vez que se hace. Y estamos contentos", expresaba.

No obstante, López Ziluaga insistía en la necesidad de prestar la atención debida al patrimonio inmaterial de la Azoka. "Este año solo tenemos criterios de mercado para valorar lo que ha sido la feria y eso tiene un punto peligroso", razonaba. Los ejemplos de Ahotsenea pueden ser un punto a favor de ese valor invisible que con cada palabra hablada, escrita o cantada enriquece al euskera. En cualquier caso, todos los productores confían en que más pronto que tarde la Azoka recupere su formato tradicional. Y que lo haga por completo o fusionando lo mejor del modo online.

Uno de ellos, Patxi Goñi, alma mater de la discográfica Gor y que después de 37 años acudiendo fiel a la cita de Durango, se ha sentido "un poco extraño" pasando los días festivos en su casa. Ha tenido que ir un par de días a llevar más material, pero no es lo mismo, porque antes charlaba con otras personas del mundillo y, con suerte, podía echar una cerveza con algún compañero del sector. Eso sí, reconoce que "la gente se ha volcado", aunque en el formato virtual se pierde al coleccionista que va buscando un disco o material descatalogado. En su caso, de los 25 discos colgados en la tienda de la Azoka, los más demandados han sido todos los de Berri Txarrak y el nuevo recopilatorio de Urtz, Bizitzarekin dantzan.