l ciego de Arrate sale de la oscuridad. La inédita obra que el eibarrés Ignacio Zuloaga pintó a los 16 años podrá verse físicamente entre el 1 y el 6 de diciembre en la parroquia de la villa armera. Dicha obra se exhibirá únicamente de 17.00 a 18.00 horas, pero la Fundación Zuloaga ha distribuido una imagen que permite, por primera vez, conocer el trabajo de Zuloaga y descubrir las facciones de este hombre sin visión que vivió en el barrio de Arrate de Eibar en la segunda mitad del siglo XIX.

La fotografía del cuadro se publicó en la página web de la comisión Ego Ibarra (egoibarra.eus), entidad para la recuperación del patrimonio cultural de la ciudad dependiente del Ayuntamiento, junto con una serie de referencias bibliográficas que explican los orígenes de un cuadro que, aun siendo pintado en Eibar hace más de un siglo, acabó en una casa de subastas de Chicago, lugar en el que la Fundación Zuloaga se hizo con él hace un año.

El ciego de Arrate fue una de las primeras obras que pintó Zuloaga y sobre ella escribió Juan Jacobo Curtis en la revista Widness. Según explica la entidad Ego Ibarra, dicho artículo fue reproducido en la revista Hermés en 1917, en una pieza en la que se explicaba que Curtis visitó a Plácido Zuloaga, padre de Ignacio, en 1888 y ambos estuvieron hablando del cuadro de la siguiente manera: “Ha pintado a un ciego que hay en Arrate. Es un ciego de apostura bíblica que puede ser bien pintado, un Job en el estercolero. Iñacito le ha interpretado muy bien. El poeta Vicente Arana, de Bilbao, ha dicho que en ese cuadro, más que un ciego, se ve la alegoría doliente de la ceguera. El muchacho andará por su pie”.

Tiempo después la obra fue adquirida en París por un cónsul chileno. Durante medio siglo, El ciego de Arrate permaneció enrollado en un tubo en la casa de los descendientes de dicho cónsul en EEUU; solo cuando abrieron el contenedor, descubrieron que la pieza era El ciego de Arrate y que pertenecía a Zuloaga, debido a la documentación que acompañaba a la obra.