ras el clásico pacto con el diablo, el demonio viene a cobrarse la deuda. La argentina Laura Casabé aprovecha esta idea en su tercer largometraje, Los que vuelven, para poner en práctica lo que ha hecho siempre el buen género: presentar una alegoría. En este caso, una que interpela tanto a un pasado -y, por supuesto, a un presente- colonialista, machista y poco amigo de las tradiciones indígenas y del entorno natural. Uno de los grandes aciertos de Los que vuelven es su inicio In media res y su estructura en capítulos, lo que hace que el misterio sobre lo que ocurre se dilate hasta la última media hora sin que decaiga el interés. La secuencia de apertura, en la que una madre que recientemente ha dado a luz ruega entre llantos que su bebé vuelva a la vida, demuestra una gran fuerza y establece un primer acercamiento a un recurso que se prolongará durante los 90 minutos de metraje: la mezcla de sonidos naturalistas, como el arrullo del agua, con palabras en guaraní que otorgan una halo de misticismo a toda la obra -mención aparte merece el estupendo el equilibrio de la quietud que evoca la naturaleza y la inquietud que genera esa voz de ultratumba-. La plegaria de la madre es escuchada por Iguazú, una peligrosa deidad que en la mitología nativa de Paraguay y el norte de Argentina representa al día y la noche. No obstante, años después de esa petición, la fiesta se ha acabado: al más puro estilo de La tormenta del siglo (1999), de Stephen King, y en esencia como en El imaginario del Doctor Parnassus (2009), de Terry Gilliam, Iguazú quiere llevarse al niño, razón por la que atormenta a los terratenientes enviando a muertos vivientes indígenas para que le devuelvan lo que es suyo; toda una metáfora poscolonialista.

'LOS QUE VUELVEN'

Directora: Laura Casabé. Guion: Laura Casabé, Lisandro Bera y Paulo Soria. País: Argentina. Duración: 92 minutos. Intérpretes: Lali González, María Soldi y Alberto Ajaka.