- Quizá su cara no les suene, pero es probable que su peculiar figura sí. Javier Botet, con prostéticos y maquillaje, ha interpretado monstruos del cine como la Niña Madeiros en la saga REC, al Neomorfo en la última película de RECAlien en la cinta que lleva este nombre, a la terrorífica madre de Mamá y hasta ha sido un Caminante Blanco de Juego de Tronos. Este actor, director, guionista e ilustrador, que estos días asiste a la Semana, padece el síndrome de Marfan, que hace que, entre otras cuestiones, sus extremidades sean muy flexibles y largas. Conocedor de su "peculiar" fisionomía, se ha forjado una notable carrera en Hollywood.

En su caso decir que es "un monstruo como actor" es acertar.

-(Ríe). Gracias... por el insulto (vuelve a reír).

Desde pequeño le gustaba el cine.

-De crío amaba el cine, todo lo que eran criaturas y monstruos; siempre fue parte de mi vida. Es verdad que los medios que tiene una persona cuando es pequeño son el lápiz y el papel. Eso fue lo que exploté: dibujé muchísimo y desarrollé esas capacidades. Después de vivir en muchas ciudades pequeñas, fui a Madrid y me dediqué a ilustrar para empresas como Anaya o Santillana, también hacía dibujos animados. Entonces descubrí que el cine existía, que se podía uno a acercar a ello. En mi tiempo libre hacía cortos y comencé a conocer a gente que hacía cine.

¿Cómo ha acabado trabajando en Hollywood encarnando a villanos terroríficos?

-Estando en Madrid me personé en un taller de efectos especiales en los que hacían maquillajes prostéticos. Siendo gran conocedor de mi cuerpo, que era peculiar, sabía que era ideal para crear todas esas fantasías. Fue proponérselo al maquillador y él coincidió con que tenía el cuerpo ideal. La suma de mi amor por el cine y este cuerpo, que era una puerta para empezar a formar parte de esto, me permitió comenzar a colaborar en Bajo aguas tranquilas. Unos pasaron el contacto a otros para más trabajos y esa bola de nieve fue engordando. A base de trabajar con ilusión y pasión, me fui haciendo un nombre, tanto en EEUU como en otros lugares. Así es como me he ido forjando esta carrera de criatura.

Ha encontrado un nicho.

-Siempre he sentido debilidad por las criaturas. El nicho que he encontrado era el más precioso. Desde pequeño aproveché mi cuerpo para hacer el tonto, era muy flexible, hacía esto y aquello... Siempre he sido una persona práctica y cuando tomé conciencia de que el cine existía como una opción práctica en Madrid, se encendieron las bombillas y lo puse todo en marcha.

Con todo ese maquillaje, ¿le ha ocurrido alguna vez decirle a un familiar o amigo que sale en alguna película y que no le hayan reconocido?

-Me ha pasado lo contrario (ríe). Me ha ocurrido con gente que quizá no sabe que estoy en una película, pero que cuando la ha visto me ha escrito para decirme "Oye, eres tú, ¿no?". Tapándome el rostro y partes de mi cuerpo, muchas criaturas les sugieren que es trabajo mío. No solo es el maquillaje, mucha gente reconoce mi complexión. Incluso, ocurre con películas en las que no trabajo, pero que por algún motivo algún personaje les recuerda a mí y me escriben lo mismo; pero no soy yo (ríe).

Su complexión es muy particular, hay rasgos que no necesitan ser retocados.

-En el momento en el que todos conocieron cómo era la base, es decir, mi cuerpo sin maquillaje, noté un gran cambio a nivel de propuestas.

Eso ocurrió cuando se publicó el 'making of' de la película 'Mamá', producida por Guillermo del Toro.

-Hicimos un test de movimiento y los productores me propusieron colgarlo. Me pareció fantástico. En ese test, sin nada de maquillaje, se veía que la base, con los movimientos que hacía con técnicas muy sencillas, ya era bastante inquietante y sugerente. Ahí radica mi éxito.

¿Cómo son esas sesiones de maquillaje?

-Son muy largas e intentamos que no sean muy duras. Los maquilladores suelen pasar muchas horas con los maquillados y todos vamos con la misma voluntad de entretenernos con música, charlas, bromas... para hacer que esas cinco, seis o a veces más horas sean agradables.

¿Cuál es la sesión más larga que recuerda?

-Durante la primera parte de REC tuve una sesión de nueve horas antes de empezar a rodar; ese ha sido mi récord. Fue tan larga debido a ciertos cambios a última hora. La sesión de maquillaje que se usó para rodar, fue la misma sesión de prueba y se fueron cambiando cosas.

¿Cómo ha cambiado su vida al dar el salto a Hollywood?

-Ha cambiado mucho para bien en mi carrera. El cine de terror que se hace en España es fantástico pero gotea, es muy poquito. Aunque actuase en todas, no me daría para vivir... También es cierto que en España se paga de otra manera. Mi vida a nivel económico ha cambiado bastante desde que trabajo en EEUU. Y, claro, en sus producciones, te ve todo el mundo. Para un artista es muy agradable que tu trabajo reciba una respuesta internacional muy inmediata.

Han comercializado figuras con sus personajes. ¿Cómo lleva haberse convertido un objeto de 'merchandising'?

-Como un niño pequeño, fascinado y encantado de tener mis muñecos. Es una maravilla. Que de vez en cuando me pidan firmarlos es un sueño. Hay películas, como Alien: Covenant, en las que el Nenomorfo -uno de los aliens- está muy basado en mi cuerpo; son pequeños regalos. El hecho de amar el cine y que esto me permita trabajar con directores y actores que admiraba, al igual que tener muñecos con tu figura, son pequeños regalos de la vida.

Habla de 'Alien: Covenant', ¿pudo conocer a Ridley Scott?

-Trabajé con él indirectamente. Mi trabajo fue en posproducción. Todo estaba rodado ya en el set, y en base a esas escenas filmamos cosas como muchas texturas y movimientos. Se capturó el movimiento y se aplicó al filme.

Ha trabajado con Guillermo del Toro, James Wan, Alejandro González Iñarritu...

-He tenido unas bonitas experiencias a ese nivel y que sigan creciendo.

Ha sido parte de la última temporada de 'Juego de Tronos' haciendo de Caminante Blanco, y también aparece en un episodio de 'Star Trek: Discovery' de Netflix.

-En cuanto a Star Trek, he de decir que mi favorita siempre fue Star Wars y esa sigue pendiente (ríe). Ahora en serio, es un regalo. En cuanto a Juego de Tronos, después de tantas temporadas, ya en la última, conseguí dar un toquecito. Y mira, ahí estuve yo. Son regalos, porque no dejo de ser nunca lo que siempre fui: un friki, un amante del cine, un cinéfilo. Estos trabajos entran siempre, primero, por el filtro de la ilusión y, luego, por el de actor.

¿Qué es lo que más le sorprendió cuando dio el salto a Hollywood?

-No me sorprendieron muchas cosas. El hecho de que la industria allí sea rentable permite que haya un tratamiento económico mucho mayor y notas la diferencia. También en cómo te tratan: soy un actor al que llaman de forma exclusiva porque lo que hago es peculiar. Me tratan como una estrella, me he sentido siempre muy cuidado.

También le hemos podido ver sin maquillaje en 'Amigo' y en 'Ventajas de viajar en tren' -ambas pudieron verse en la Semana el año pasado-. ¿Cómo se encuentra más cómodo, con los prostéticos puestos o sin ellos?

-Físicamente cómodo estás sin maquillaje, porque es duro, incómodo, claustrofóbico... (ríe). Pero el resultado después de la sesión de maquillaje, ruedas una toma y ves el trabajo de tanta gente, te das cuenta que vale la pena; es mucho más agradecido el maquillaje y las películas de ciencia ficción y de terror. En el otro caso, cuando no hay maquillaje de por medio, el día de rodaje es como quedar todos los días con amigos a reirte y a disfrutar. Pero bueno, no quiero ni uno ni otro, lo quiero todo.

¿Volverá a trabajar con el donostiarra Aritz Moreno, director de 'Ventajas de viajar en tren'?

-Hemos hablado de trabajar juntos. Hay algunas historias que he escrito que le gustan. También ha habido algún proyecto en el que él ha solicitado que me incluyan como guionista. Entiende y valora mi otro lado, mi trabajo como cineasta. Volveremos a trabajar juntos, sucederá.

Usted dirige y también escribe guiones, como el de 'Amigo'. Se considera un cineasta, en su sentido más global.

-Tengo unas cuantas historias acumuladas, pero no las he intentado colocar. He seguido haciendo mi trabajo como actor, sé que eso me va a abrir puertas y, en determinado momento, ese dinero puede ayudarme a preproducirlas yo y luego encontrar otro camino. De golpe he conocido a directores y productores que han mostrado interés por mis historias, y sin perder la comba de mi carrera como actor, estoy preparando dosieres para presentarlos. Si de una manera sencilla me dicen Vamos a hacerlas, entraré en ello; pero no quiero desanimarme, perdedor energía y frustrarme por cosas que tampoco las necesito ahora mismo, porque como actor estoy obteniendo muchas satisfacciones.

Otra de sus facetas es el humor. Qué es más difícil escribir, ¿humor o terror?

-En las dos me siento cómodo, son naturales para mí. Diría que escribir drama es lo más difícil.