- No es la primera vez que el lanzamiento de una película o de una serie viene precedido de una campaña bronca en los medios de comunicación, más ahora, con las redes sociales, donde pronto se origina un incendio; hoy ha sido el cartel de promoción de Patria, un “desacierto” para su creador, Fernando Aramburu.

El cartel, con el que HBO “calienta” la llegada de la serie a 25 días de su estreno internacional, viene secundado por el lema “Todos somos parte de esta historia” mientras muestra en un solo espacio dos escenas que parecen dos partes de una misma historia.

En la primera de ellas, a la izquierda, una mujer llora la muerte de su marido, abatido por un miembro de ETA. En la otra, la de la derecha, una persona desnuda, tirada en el suelo, se sobreentiende que se trata de un miembro de ETA, es torturada en una sala junto a unos impasibles policías.

“Cuando tratamos temas complejos en nuestras series, confiamos en el buen criterio de nuestra audiencia para juzgarlas una vez las han visto en su totalidad. No es diferente en este caso. La imagen de promoción de Patria pretende reflejar cómo la violencia y el sufrimiento afectan a toda una sociedad”, ha señalado HBO España a Efe a este respecto.

Para Aramburu, este cartel que tanto parece haber molestado a algunos es parte de una estrategia de marketing que no comparte, porque “incumple una norma” que se impuso al escribir el libro: “No perder de vista el dolor de las víctimas del terrorismo, tratarlas con la empatía y el cariño que merecen”, pero añade que, en su opinión, la serie respeta ese principio, ha dicho.

Patria, producida por HBO Europe con la participación de HBO Latin América, tendrá su estreno mundial el próximo 27 de septiembre, pero ha tenido un largo recorrido hasta que ha podido dar a conocer esta fecha; primero por el cambio de director y después por el parón de la pandemia.

Al anuncio de que el prestigioso director de cine latinoamericano Pablo Trapero se haría cargo de la serie le siguió un inesperado desencuentro que acabó dejando la dirección en manos de Félix Viscarret, quien luego se uniría a la nueva versión de Patria del showrunner Aitor Gabilondo, y junto a Óscar Pedrazal, serían ambos los definitivos directores de la serie.

Otra de sus anunciadas presentaciones cayó por la pandemia en el mes de marzo; Patria debía haberse llevado al Festival de Lille (Francia), uno de los certámenes de televisión más prestigiosos del mundo.

Así llegamos al que debería ser su entorno natural, el Festival de San Sebastián, donde ocurre toda la trama de la novela del autor, también donostiarra, y que ha sido un fenómeno literario mundial desde que se publicó en 2016.

A Aramburu, que ha inmortalizado en un tuit su impresión al ver adornando un edificio del centro de Madrid, con la escueta frase “Madrid, hoy, ahora” y una foto del enorme cartel, le ha parecido un “desacierto”, aunque, a diferencia de “numerosos opinantes precipitados”, confía en que a este cartel seguirán otros menos susceptibles de generar polémica.

Tras ver los ocho capítulos de la serie, ha señalado que “hay en ellos una o dos secuencias que me chirrían; pero la trama es en líneas generales próxima a lo que yo narré en mi novela, con una clara línea divisoria entre quien sufre y quien hace sufrir”.

A pesar de que Patria es uno de los productos audiovisuales más esperados de este otoño y la expectación es máxima, HBO sigue la estela de otras grandes provocaciones publicitarias por las que ya optó, por ejemplo, Netflix.

La primera vez, tapizando un gran edificio de la Puerta del Sol en plenas navidades con un anuncio de su serie Narcos, deseando “blancas navidades” a los madrileños, en referencia al tráfico de cocaína de Pablo Escobar, en el que se basaba la serie.

Mientras unos usuarios de redes sociales ven como “auténtica provocación” el cartel de la obra de Aramburu, llegando a lanzar la campaña #CancelaHBO al considerar la serie “proetarra” y por sostener una idea de equidistancia, incluso la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) ha mostrado su malestar a HBO, otros lo consideran como una campaña de la extrema derecha propia de gente que “no ha leído el libro”.