- La Mostra de Venecia inauguró ayer su 77ª edición con un llamamiento a ayudar el sector en estos momentos “excepcionales” al que se sumó la actriz Cate Blanchett. La Mostra se presentó como un reducto desde el que defender a la industria cinematográfica, manteniendo su propia celebración, algo que no pudo conseguir Cannes, por ejemplo.

El director artístico del certamen veneciano, Alberto Barbera, insistió en esta ambición durante la rueda de prensa inaugural, en la que recordó que los festivales son lugares de cultura y economía y reclamó su protección en todo el planeta.

Lo hizo junto a sus homólogos de otros siete grandes festivales europeos -entre ellos el director del Zinemaldia, José Luis Rebordinos, con los que se redactó un comunicado conjunto para reivindicar la importancia de este tipo de certámenes.

El documento lleva la firman de Barbera, Rebordinos, el director de Cannes, Thierry Fremaux; el de Locarno, Lili Hinstin; el de la Berlinale, Carlo Chatrian; el de Rotterdam, Vania Kaludjeric; del checo Karlovy Vary, Karel Och, y de Londres, Tricia Tuttle.

Los certámenes prometen colaborar en el futuro en esta defensa, en lo que parece una intención de aparcar, al menos en la medida de lo posible, la competencia que los festivales han mantenido en los últimos años para atraer para sí los mejores títulos y estrenos. “Es el momento de reivindicar el rol y la importancia de los festivales en apoyo de la promoción del cine de todo el mundo y del europeo en particular”, sostienen.

En este sentido recuerdan que “son centros de cultura, lugares de formación al servicio de jóvenes directores, escritores y productores que hallan en ellos oportunidades de crear desarrollo y conocimiento, apoyo profesional y financiero”.

Y zanjan: “Por eso los festivales representan un insustituible apoyo a la industria cultural y a la producción audiovisual”.

Rebordinos, por su parte, dijo que esta unión es “muy importante” porque un festival es “un lugar de encuentro donde se ven películas, donde se intercambian experiencias y donde se hace negocio”. “Recuperemos y defendamos los festivales como lugares donde la gente va, se junta, porque esto va a haber que reivindicarlo cada vez más no solo en el mundo del cine”, instó.

Y agregó: “Vamos a tener que reivindicar en nuestra vida diaria el derecho a juntarnos, el derecho a tocarnos, el derecho a besarnos y el derecho a que las cosas las hagamos juntos, reuniéndonos y disfrutando de todo tipo de cosas y en este caso del cine”.

Al llamamiento se sumó la australiana Cate Blanchett, presidenta del jurado que otorgará el León de Oro y una de las pocas estrellas que este año desfilarán por el Lido veneciano. Para la actriz, la pandemia puede ser un revulsivo para mejorar y renovar el cine, para hacerlo “emerger de nuevo”. Señaló que uno de los retos es la “monocultura del streaming”, la expansión de las plataformas que permiten ver el cine en casa, a pesar de que participa en un festival que admite producciones de Netflix. En este sentido, insistió en la necesidad de mantener las salas convencionales de cine abiertas, justo cuando se cumplen 120 años de la invención del cine por los hermanos Lumière.