ás de 100 años después de su construcción y tras tres años cerrado, el puente Avenida de Irun vuelve a abrirse estos días. Ha sido una obra larga y compleja, pero Irun y Hendaia volverán a estar un poco más cerca con la reapertura de la histórica pasarela, reservada solamente para peatones y ciclista desde hace ya casi 30 años.

"El puente es memoria y testigo de vidas y sufrimientos en la convulsa historia del siglo XX", escribía la semana pasada el alcalde de Irun, José Antonio Santano. Se construyó al final de la avenida de Francia, de ahí su nombre, en 1915, para facilitar el paso a Hendaia en un contexto bélico, cuando el paso al Estado francés estaba limitado y condicionado por la I Guerra Mundial. En su primer año en activo lo cruzaron más de 187.00 viandantes (que abonaron un peaje de cinco céntimos), según recuerda el Ayuntamiento de Irun.

Décadas después llegaron nuevos y más duros conflictos bélicos y el puente fue escenario, de nuevo, de episodios internacionales y de las historias individuales de miles de personas para quienes cruzar el Bidasoa era cuestión de vida o muerte. En septiembre de 1936 vio desfilar a miles de irundarras que huían de la Guerra Civil hacia Hendaia tras la toma de la ciudad y durante la II Guerra Mundial, a pesar de estar cerrado, fue testigo de la huida de un nutrido grupo de judíos que logró atravesarlo escapando de la ocupación nazi.

La centenaria pasarela fue escenario, también, de la entrega del president Lluís Companys por parte de la policía militar alemana que ocupaba Francia a los franquistas: este sábado, precisamente, se cumplirán 80 años de la entrega y el puente Avenida será el escenario de un acto de reconocimiento organizado por Kepa Ordoki Memoria Historikoa Bidasoan.

A partir de 1955, con la admisión de España en la ONU, empezó a crecer el tránsito de camiones de mercancías y turistas.

Restauración

200 metros de barandilla

El puente, de más de 100 metros de longitud y metálico, fue construido por el Ayuntamiento de Irun, aunque pasó después a manos del Estado y, tras la dictadura, estuvo a cargo de la Diputación Foral de Gipuzkoa. En el año 1992 se cerró al tráfico rodado y desde entonces es parte del recorrido habitual de paseo de muchos irundarras. Desde entonces es también responsabilidad del Ayuntamiento de Irun, que es quien emprendió su rehabilitación hace ya unos seis años, en vísperas de su centenario.

El proceso ha sido largo y la tramitación compleja, con muchas instituciones implicadas (los ayuntamientos de Irun y Hendaia, la Dirección de Costas, el Ministerio de Fomento...). Además, en una inspección previa a emprender los trabajos se comprobó que su estado era más precario de lo que se pensaba y fue necesario cerrarlo por completo en abril de 2017.

Desde entonces ha permanecido vallado, aunque la reforma que arrancó hace un año y medio ha finalizado ya y el renovado puente está preparado para reabrirse. Se ha actuado en los cimientos y en el tablero y se ha restaurado la barandilla, con más de 200 metros de réplica del diseño original, que luce ya como hace 105 años.

El puente. Construido en 1915, al inicio de la I Guerra Mundial, buscaba facilitar la comunicación con Hendaia. Durante su primer año lo atravesaron 187.000 viandantes, que, además, tuvieron que pagar un peaje de cinco céntimos. Se llamó Avenida porque se ubicaba al final de la avenida de Francia.

Guerras. Fue escenario de otras dos guerras aún más duras en las décadas siguientes. Vio salir de Irun a decenas de personas al inicio de la Guerra Civil hacia Hendaia, y durante la II Guerra Mundial otras tantas intentaron hacer el camino inverso escapando de la Francia ocupada. Algunos lo consiguieron, otros no. También fue escenario de la entrega a las autoridades franquistas del president Lluís Companys hace 80 años, que acabó siendo ejecutado poco después.

112

Pasarela. El puente tiene 112 metros de longitud y su restauración ha intentado ser fiel al diseño original. Para eso, se han fabricado hasta 200 metros de una réplica de aquella barandilla inicial. Además, también se han reforzado el tablero y los pilares en el río para garantizar su seguridad.

Paseo. Es peatonal desde hace casi 30 años y forma parte del itinerario que siguen muchos irundarras y hendaiarras en sus paseos habituales. Lleva cerrado desde abril de 2017, ya que antes de emprender las obras se comprobó que su estado general era peor del esperado. La restauración ha supuesto más de dos millones de euros de inversión y se ha prolongado durante un año y medio.