- Vamos a hacer historia es un viaje por acontecimientos que de una forma u otra han marcado el devenir de Euskal Herria en general y de algunas zonas en particular. A muchos les sonará su nombre por haber sido junto a María José Insausti la primera cara que salió en ETB el día que el canal saltó al aire. Fueron los primeros minutos de 1983, unos minutos que hicieron tanta historia como los reportajes que va a mostrar a los espectadores.

'Vamos a hacer historia' será su retorno a la televisión después de años de ausencia.

—Además, es en ETB-2, es una cadena en la que no había hecho nada. Grabar este programa ha sido maravilloso, llegó en un momento importante de mi vida. Yo tenía que volver al trabajo. Había estado siete años encerrada en casa cuidando de mi marido (Ramón Pradera, un reconocido profesional de televisión) que estaba enfermo.

Tiempo en el que surge su novela.

—Durante ese tiempo escribí El silencio de Clara Lyndon. Cuando Ramón muere, tengo que volver a tomar las riendas de mi vida. Por un lado, está el tema de la novela y también me planteaba cómo retomar de nuevo a mi profesión. Yo había ofrecido a Euskal Telebista algún proyecto. No era la época más gloriosa de ETB y no salieron. Y, de repente, me llamaron para este proyecto.

Parece enamorada del proyecto por lo que me contaba antes de empezar la entrevista.

—Parece no, estoy enamorada de Vamos a hacer historia. Tiene unos temas que me han enamorado porque son parte de nuestra historia. Que los puedas tratar con primeros espadas de cada uno de los temas que hemos tocado, es una maravilla profesional y personalmente. Que puedas hablar con historiadores que son la bomba, con políticos, con arquitectos, con médicos€ es recibir unos tutoriales únicos. No sabes lo que he aprendido haciendo estos reportajes. Veréis entrevistas de dos minutos o tres, pero cada una ha durado realmente una hora.

Supongo que un lujo.

—No lo debo decir, pero casi hubiera pagado por hacerlo. Hace muchos años hice un programa en ETB-1, cada semana íbamos a un pueblo de Euskal Herria, aunque no es el mismo formato; Vamos a hacer historia me ha llevado a esos orígenes profesionales. Ha sido una gozada hacer este programa. He tenido que estudiar mucho, no puedes preguntar sin saber.

Dice que también ha sufrido.

—Mucho. He estado en Gaztelu (Gipuzkoa). Tenía la sensación de escuchar los llantos de aquellos niños arrojados a la sima de este pueblo. He entrevistado a gente relacionada con la cárcel de San Cristobal€ Fue duro el último programa que grabamos antes del confinamiento, fue sobre los fusilamientos de Txiki y Otaegi. Con este capítulo estuve una semana sin dormir.

Parece que se mete muy a fondo en las historias.

—No lo puedo evitar. No llevo papeles en la mano y pretendo captar la atención de quien tengo delante, estoy permanentemente mirando a los ojos y si veo que en esa persona hay una mínima emoción, yo también me emociono, me involucro de una forma absoluta. Quizá como periodista debería saber quedarme fuera, pero durante esos minutos que estoy con mis entrevistados, ellos son lo más importante.

¿Tiene más proyectos televisivos?

—Ahora mismo no. Estoy escribiendo la segunda novela de El silencio de Clara Lyndon. Va a tardar un poco porque la he reescrito varias veces. Te puedo decir que Donostia tiene mucha presencia. Estoy con ella y fíjate, ahora mismo estoy físicamente en Madrid, pero mentalmente en Urgull.

Siempre que hablo con usted, recuerdo aquellos primeros minutos del 83. Elene Lizarralde y María José Insausti fueron las dos primeras caras que vimos en ETB.

—Fue un honor. Lejos de molestarme que me recuerden que me han vuelto a ver en algún reportaje sobre la puesta en marcha de la televisión vasca, sigo pensando: Es un gran honor haber estado allí aquel primer día. Pero hay algo mucho más importante, es recordar a las personas que hicieron que María José y yo estuviéramos allí aquel día.

¿Un reto de país?

—Exacto. Ahora hay generaciones que han nacido con Euskal Telebista y para ellos eso es como lo natural. Tengo cuatro hijos entre los 34 y 23 años y no me canso de repetirles que hubo una época en la que no fuimos libres y que si se ha llegado hasta aquí, es porque muchos luchamos, cada uno a nuestra manera, por conseguir este estado de libertades. Es necesario que las siguientes generaciones sigan luchando.

¿No sintió miedo ?

—Yo tengo mucha cara. No es arrogancia, es que no tengo vergüenza.

Cada vez lo pone mejor.

—Ja, ja, ja€ Sí tengo vergüenza para algunas cosas, tengo vergüenza de fallar a las personas que me quieren y a las personas a las que quiero. Tengo vergüenza si no hago bien mi trabajo. Pero no la tengo porque me vean montones de personas en un programa de televisión, haciendo cine o presentando una novela. Me da vergüenza ser mala gente. Pero aquel 1 de enero de 1983 sentí mucho respeto. Tenía 19 años, era muy joven, había estudiado en las ikastolas prohibidas, había corrido ya delante de los grises€ Sabía todo lo que había costado que se oficializara la ikurriña. Era muy consciente de todo lo que había costado llegar a aquel momento.

Estuvo en películas que hoy siguen en la memoria de todo el mundo, 'La fuga de Segovia', 'Feroz'...

—Me pegué una carrera en La fuga de Segovia de la que se ríen todos mis hijos cuando me ven correr porque dicen que lo hago fatal. Son cosas que no me sonrojan. Durante el confinamiento no podía ver a mi nieto y a él le encantan los animales, compré unos disfraces por Internet y me disfrazaba en el jardín de jirafa, de gallo y de otros animales, le hacía unos vídeos para que él viera a los animales€ Tengo sentido del humor. ¿Te parezco vergonzosa?

¿Echa de menos aquella etapa?

—Sí. Y, de hecho, siempre que puedo digo aquello de: Si tienes algún papel que me cuadre, por favor, cuenta conmigo. Siempre que puedo me postulo como actriz. Estaría encantada de volver.

Y sin embargo, durante 17 años estuvo detrás de las cámaras en un puesto totalmente de oficina, fue la directora de contenidos infantiles de Antena 3.

—Tomé partido por mi familia. Decidí que cuatro hijos y un trabajo tenían que estar controlados para poder desarrollar bien todo, hacer que todo funcionara. Es verdad que trabajaba muchas horas, pero tenía una parcela de tiempo para mis hijos que era prácticamente intocable. Me gustaba mucho el trabajo que hacíamos desde la dirección de contenidos infantiles. Hacer cine me hubiera llevado de un sitio a otro, era difícil. Yo he disfrutado y disfruto muchísimo con mi familia. Fue una elección drástica. Pero ahora, si sabes de alguien que necesite una actriz€

"Estaría encantada de volver a hacer cine, siempre que puedo me postulo por si hay un papel para mí"

"Ser directora de contenidos infantiles de Antena 3 me permitió estar más tiempo con mis hijos"

"Estoy escribiendo la segunda parte de la novela 'El silencio de Clara Lyndon'. Pero aún tardará en salir"