- Hasta que llegó su hora, La trilogía del dólar, La misión, Cinema Paradiso, Dos mulas y una mujer, El exorcista 2: El hereje, La cosa (El enigma de otro mundo), Operación Ogro, Días del cielo, Los intocables de Eliot Ness, Frenético, Novecento, ¡Átame!, Saló o los 120 días de Sodoma, Érase una vez en América, Tiempo de matar, Hamlet, Malena, Los odiosos ocho... y así hasta 500 partituras son las que el italiano Ennio Morricone ha dejado para la posteridad. El compositor falleció ayer en Roma, tras haber podido despedirse de su familia y sus amigos, a las 91 años de edad, después de una caída que sufrió hace unos días y que le provocó la ruptura del fémur.

Retirado ya de la escritura de bandas sonoras -no así de la dirección orquestal en directo-, la trayectoria vital de Morricone no puede desligarse de la de ciertos cineastas que, sin duda, no hubiesen disfrutado del mismo éxito si el músico no hubiese elevado sus obras con sus aportaciones.

De hecho, uno de sus mayores logros es haber el trascendido al material visual y que sus partituras se hayan convertido en memoria musical de varias generaciones; sinfonías que, de tan emblemáticas y populares, muchos pueden convertir en un silbo perfectamente reconocible.

Es entre difícil e imposible hablar de Sergio Leone o de Giussepe Tornatore, sin hablar de Morricone. “El juicio positivo que suele tener parte del público de la música que he compuesto para Leone y Tornatore trasciende la música en sí misma: la verdad es que Tornatore y Leone han mezclado mejor. ¿Cómo? La han dejado sola, limpia de otros sonidos: así, el oyente puede concentrarse en la escucha y apreciarla más”, explicó el propio Morricone sobre ambos cineastas.

La relación entre Tornatore y Morricone se ha movido siempre entre lo profesional y lo personal. El compositor escribió la música de la mayoría las producciones que rodó el director de Nuovo Cinema Paradiso, cinta que, por cierto, ha vuelto a ser reestrenada en cines de la mano de la distribuidora A Contracorriente.

Además, Tornatore ha filmado un documental sobre el músico, titulado Ennio: The Maestro, y que se encuentra pendiente de estreno. Aún más, il maestro ha dejado escrita una carta de despedida para familiares y amigos, en la que también tiene un hueco el responsable de Malena.

Bajo el título Yo, Ennio Morricone, he muerto, el compositor se despide: “Lo anuncio así a todos los amigos que siempre me fueron cercanos y también a esos un poco lejanos que despido con gran afecto”. Tornatore y su esposa, Roberta Pacetti, se encuentran entre los primeros, pues han sido “amigos fraternos muy presentes en estos últimos años”.

Nacido en 1928 en Roma, estudió en el Conservatorio Santa Cecilia -comenzó con la trompeta y pasó a la composición- y llegó al mundo del séptimo arte en 1961 de mano de Luciano Salce en El federal. El maestro ya tenía experiencia como compositor de música sinfónica y de cámara -también como arreglista-, y aunque su colaboración con Salce supuso un nuevo camino en su trayectoria, es cierto que nunca abandonó la escritura fuera de la industria cinematográfica -compuso un centenar de obras de música clásica contemporánea.

Tres años después llegó la primera obra que se convirtió en icono popular, la primera parte de la Trilogía del dólar de Leone, referente del spaghetti western: Por un puñado de dólares; una banda sonora que, pese a ser ampliamente aplaudida, él mismo criticó. Así lo recoge En busca de aquel sonido. Mi música, mi obra, un libro-entrevista, editada por Malpaso, y en la que responde a las preguntas del músico Alessandro De Rosa.

Pese a que la banda sonora le otorgó su primer Nastro d’Argento -premio del Sindicato Nacional Italiano de Periodistas de Cine-, a Morricone no le gustó ni su trabajo, ni el de Leone: “Si he de ser sincero, a pesar de la aceptación obtenida, todavía hoy considero aquellos temas entre los peores que he escrito para el cine. Cuando al año siguiente fui con Leone al Cine Quirinale para ver de nuevo la película, de nuevo de estreno debido a su gran éxito, a la salida nos miramos a los ojos, y tras unos segundos de silencio, exclamamos casi al unísono: ¡Qué película más mala! Rompimos a reír y nos fuimos a su casa a reflexionar”.

El maestro siempre apostó por la vanguardia. El uso de la guitarra eléctrica en Por un puñado de dólares es un ejemplo de ello, aunque él mismo le restó importancia -previamente, ya la había utilizado en Il Malamondo, de Paolo Cavara (1964)-. “Mucha gente quiso ver en el uso de la guitarra una novedad, pero lo cierto es que yo empleaba la guitarra desde hacía años, pero no como instrumento solista. Su timbre duro y marcado me pareció perfecto para el ambiente de la película”, explicó Morricone a De Rosa.

El romano trabajó con grandes cineastas como Bernardo Bertolucci, Pier Paolo Pasolini, Brian De Palma, Don Siegel, Terence Malick, Pedro Almodóvar, John Carpenter y, por supuesto, Quentin Tarantino, colaboración con la que consiguió su primer Óscar a competición, hace apenas cuatro años. Después de reciclar varias de las composiciones del italiano en películas como Malditos bastardos (2009) o Django desencadenado (2012), Morricone trabajó con Tarantino en Los odiosos ocho (2016), que le permitió hacerse con el premio de la Academia de Hollywood a la mejor banda sonora, galardón al que en su extensa carrera fue nominado en otras cinco ocasiones.

Realmente son dos los Óscars, y otra gran cantidad de reconocimientos, con los que Morricone se despide. No en vano, en 2006 le fue entregado el galardón honorífico de la Academia. Eso sí, se ha quedado sin poder recoger un premio: el Príncesa de Asturias, que le fue concedido junto a otro genio compositor, John Williams. No ha podido ser, a Ennio Morricone le ha llegado su hora.

Ennio Morricone escribió

las partituras de más

de 500 películas, entre ellas,

‘La trilogía del dólar’

y ‘La misión’

Además de un Óscar honorífico en 2006, el italiano se hizo con el premio a mejor banda sonora en 2016 por ‘Los odiosos ocho’