ue si soy gilipollas. Ni hola, ni qué tal el primer día en la nueva empresa. Directamente: "¿Pero tú eres gilipollas? ¿Cómo se te ocurre escribir un artículo en papel de culo?". Mi padre nunca ha sido de sutilezas, y yo que pensaba que me iba a decir que me iba a traer un tuper con croquetas. "¿Y quién me firma el salvoconducto, tu madre?". No tenía bastante con enfrentarme al encierro que ahora soy la comidilla del patio de su casa, donde juegan al bingo entre gritos y olor a fritanga. "¡El 7!". Es el del 3ºA el que grita los números, después de haber repartido fotos de las tarjetas por Whatsapp a los vecinos. "Me emociono mucho cuando a las ocho todo el mundo sale a aplaudir a nuestra hija, que es doctora", farda la del 2ºA. "¡La niña bonita!", sigue el del 3ºA, refiriéndose al 15 y no a la sanitaria. "¿Y el vuestro a qué se dedica?", preguntan. "Es periodista", debió contestar mi padre que, responder, respondió sin mucha gana, "por no decirle desde el principio que eres gilipollas". "¡Ah!, ¿Trabaja en televisión?". "Es redactor de prensa, empezó a trabajar el lunes en NOTICIAS DE GIPUZKOA". "¿Eso qué es, un digital?" "¡Línea!", grita el del 1ºB. "No, es un periódico impreso". "Pero, ¿los quioscos están abiertos como las peluquerías?", continúa. "¡Vamos para bingo!", anuncia el conductor. "¿Y qué escribe? Con este virus tan malo estará todo el día de un lado a otro...". "¡Es un gilipollas que escribe en pijama y desde casa chorradas en papel de culo!" "¡Bingo!", canta mi madre, la única en la unidad convivencial atenta al juego, en el momento menos adecuado y tras salir "los dos patitos". "¡No nos avergüences más!", cuelga mi padre. Sigo con frío y me empieza a doler la garganta.
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