“Había que tener cojones para vivir como Jean Seberg”
Kristen Stewart es la protagonista de ‘Seberg’, película que inauguró ayer la sección Perlak y en la que encarna a la estrella de la ‘nouvelle vague’ Jean Seberg
donostia - Kristen Stewart, que se dio a conocer por dar vida a la protagonista femenina de la saga Crepúsculo, interpreta en Seberg, de Benedict Andrews, a la actriz que dio vida a la Juana de Arco de Otto Preminger, y que participó en Al final de la escapada, de Jean-Luc Godard. Jean Seberg fue una de las intérpretes espiadas y vilipendiadas por el FBI a causa de su apoyo al movimiento Black Power.
¿Ha aprendido algo sobre ser una estrella a partir de la experiencia de interpretar a Jean Seberg?
-He sentido una gran presión de satisfacer al público; no quieres dejarlo fuera. Puedes estar al tanto de historias verdaderas, pero no quieres rechazar y alejar a la gente de lo que estás contando. Cuando Jean intentó ser honesta la destrozaron, porque convirtieron la verdad en mentira. Eso es lo que llevó a su suicidio, pero siempre supimos que había más. A mí nunca me ha pasado nada cercano a lo que ella vivió, no he tenido que sufrir nada tan jodidamente intenso. Hace falta contar su historia por la presión que recibió.
En la cinta, Jean Seberg se pregunta: “¿Qué es lo que el público quiere de mí?”. ¿Se hace usted esa pregunta?
-La gente se mete en la industria del cine y de la interpretación por diferentes motivos. Algunos lo hacen por la fama, la posición... Ellos no hacen filmes, hacen películas comerciales. El cine en Estados Unidos es más una industria que una cultura. Es el público el que ha puesto a ese tipo de actores en posiciones de poder y esperan ser sus dueños. Yo nunca he sido así, no he entrado en cine por dinero.
La otra cuestión que se pregunta Jean es qué hacer con su fama.
-En el caso de Jean la plataforma que le da voz es la que se vuelve en su contra. Todas sus verdades las convirtieron en mentiras. Quería utilizar su poder para hacer el bien. Pero cuando comenzaron a distorsionar las cosas, le afectó muchísimo. Su primer instinto era el de salir a contar la verdad.
¿En su caso?
-En mi caso, soy una persona tímida, no quiero exponerme al público, pero hay algo que me hace querer actuar y hacer películas. Tener el compromiso que tenía Jean y exponerse a los peligros hace que la admire aún más. Sus ideas no fueron tan radicales, solo quería cuestiones como democracia e igualdad para todo el mundo.
¿Considera que existen similitudes entre usted y Jean Seberg en cuanto a su carrera?
-No siempre haces papeles didácticos. Ella no se consideraba una actriz didáctica; entendía que la vida tiene sus partes grises. Entendía que no tenía que preparar las historias en función al género de la película. Yo como ella prefiero las cosas que no son tan obvias. Existe una ambigüedad en las historias, como en la vida. En Francia tuvo más libertad de hacer aquello que quería y escapar del rol de guapa para el que la preparaban en Estados Unidos. Veo algo de eso también en mi carrera.
En la rueda de prensa de presentación de ‘Seberg’ ha llegado a afirmar que “en absoluto” es cinéfila. ¿Podría explicarlo?
-Me encanta el cine, pero no lo estudio de forma académica. Estoy involucrada en ver y hacer películas. Hay algo físico en ello y no podría vivir sin el cine. No sabría cómo llenar ese espacio. La gente me asocia con el cine francés, pero no he visto tantas películas francesas como lo haría un cinéfilo. No soy una autoridad.
Para meterse en el papel de Jean Seberg habrá tenido que ver su filmografía. ¿Qué cree que aportó?
-En los 60, cuando ella empezó, las críticas contra ella eran bastante violentas; pero en esa época hizo sus mejores interpretaciones. Era el tiempo en el que hacía películas americanas independientes. Ella tenía instintos que seguía y nunca se sabía lo que iba a hacer después; había que tener cojones para vivir de esa manera.
Últimamente está interpretando roles fuertes en el cine. ¿Están cambiando las cosas en lo que se refiere a la perspectiva femenina?
-Sé que están cambiando, lo sé porque lo siento de una forma muy íntima. Estamos descubriendo historias que hasta ahora no han sido contadas. Hace 100 años que hacemos películas, pero ahora es cuando estamos descubriendo perspectivas femeninas, que hasta ahora han sido ofrecidas desde la perspectiva de un hombre. Siento que las mujeres estamos empezando a contar nuestras propias historias y las contamos de una manera distinta. Algunas de las mejores películas sobre mujeres han sido contadas por hombres, pero necesitamos ambas perspectivas. Yo me siento muy motivada en el clima que hay. Es una sensación contagiosa.