En la pantalla, en blanco y negro, dos gemelas interpretadas por Dolores del Río, María y Magdalena. La primera es pobre, la segunda es una viuda rica. María, en un ataque de avaricia, asesina a Magdalena para suplantarla, sin saber que esta había acabado con su marido. Por lo tanto, deberá cargar con la muerte de su cuñado.

Este argumento, a todas luces retorcido, pertenece a La otra (1946), cinta dirigida por el rey del melodrama, Roberto Gavaldón, un cineasta que se había quedado “en tierra de nadie” y que este año el Zinemaldia ha querido hacer brillar a través de su retrospectiva.

La otra, junto con La noche avanza -la historia de un pelotari mexicano corrupto-, son las dos películas de este cineasta que más le gustan al miembro del comité de selección del Festival Internacional de Cine Quim Casas. El también periodista se encarga de la coordinación de un monográfico sobre el cineasta mexicano que acompaña a esta mirada atrás -el ciclo se compone de una veintena de filmes dirigidos desde los 40 hasta 30 años después-, que tras su paso por Donostia, viajará a Madrid entre octubre y noviembre, de la mano de la Filmoteca Española.

El cine de Gavaldón es de estilo sobrio, realista y, según detalla el experto, pertenece al “cine clásico de México”, pese a haber estado en activo hasta 1979, cuando estrenó la que sería su último filme, Cuando tejen las arañas.

El director comenzó a hacer sus primeros pinitos coincidiendo con los inicios del sonoro y dio el salto con su ópera prima en 1945, con la adaptación de La barraca, de Vicente Blasco Ibañez.

Casas explica que la retrospectiva intenta poner en valor la figura del autor de Acuérdate de vivir -participó en la primera edición del Zinemaldia, en 1953- y ponerlo al mismo nivel de otros clásicos de su país como Emilio Indio Fernández. “Gavaldón hizo tantas películas como aquel, concursó en Cannes, compitió para el Óscar... pero siempre ha parecido que estaba por debajo de Indio Fernández”, expone. La diferencia entre ambos radica en que este último hizo un cine “más importante”, mientras que Gavaldón llegó a tener problemas en los 60 con la críticos jóvenes de su país: “No era tan aceptado y se había quedado en tierra de nadie”.

No es solo el Zinemaldia. Fuera de México y en el ámbito internacional también existe un interés por revisitar su figura e, incluso, el MoMA de Nueva York ha pasado algunas de sus cintas y en revistas especializadas como Sight and Sound han comenzado a citarle cuando abordan el cine clásico mexicano.

crítica La obra de Gavaldón gozaba de un éxito popular considerable. No es casualidad, dado que abordaba los géneros populares como el melodrama, rancheras y cine negro, entre otros.

A juicio de Casas, tenía una mirada que chocaba con la de los críticos jóvenes de los 60, que observaban con atención movimiento como la nouvelle vague y están también influenciados por Chaiers du Cinéma.

“Hay un cambio estilístico, formal y social muy fuerte en el cine. Estos críticos lo atacan diciendo que hace un cine muy rígido, muy cartesiano. Un artesano eficaz, pero sin alma”, indica Casas. Al tiempo que, ante las críticas que afirman que su cine estaba muy alejado de los problemas de la sociedad de aquel tiempo, niega la mayor: “Exploraba cuestiones como las diferencias entre el campo y la ciudad y el fanatismo religioso, por ejemplo”. Desde una visión actual, para Casas es muy claro que Gavaldón hizo un retrato que se acercaba a la sociedad mexicana de los 50 y los 60.

éxito internacional La paradoja se presenta una década antes. Frente a las críticas, la realidad es que en los 50 el director que acostumbraba a ir a concurso en Cannes, en Venecia y en Berlín era al que el Zinemaldia dedica ahora una retrospectiva. Fue, además, el primer director mexicano nominado al Óscar con su trabajo Macario -1960-, que versiona la obra de Bruno Traven, autor de la novela El tesoro de sierra madre, también adaptada al cine, en este caso a través del visor de John Huston.

Precisamente, las historias que partían de obras de Bruno Traven o de José Revuelta -el monográfico le dedica un capítulo- fueron sus “películas más notables”, aunque algunas de cine negro urbano son muy interesantes, como la citada, La noche avanza. Esta y otras 18 podrán disfrutarse a partir de hoy en los cines Príncipe.