donostia - Las cuevas de Arrikrutz cuentan desde hace unos meses con una fiel reproducción del cráneo del león cavernario de Arrikrutz, que ha sido desarrollada por la empresa eibartarra Alfa Arte. El que se expone en el Centro de Interpretación de Oñati es un trabajo “singular” para la empresa de Eibar, según explica uno de sus responsables, Jesús Rodríguez.
En este sentido, recuerda que aunque su compañía está especializada en llevar a cabo procesos escultóricos -Alfa Arte ha sido responsables de proyectos de artistas como Jorge Oteiza, Nestor Basterretxea o de Miquel Barceló-, afirma que es un trabajo que “no les cae extraño”, dado que con anterioridad sí han llevado a cabo algunos similares, por ejemplo, para las cuevas de Ekain.
La reproducción ha partido de un escaneo en tres dimensiones que llevó a cabo la Sociedad de Ciencias Aranzadi. De ese documento, y “corrigiendo” algún detalle que su máquina de impresión 3D no pudiese reproducir, la empresa eibartarra ha impreso en resina la cabeza del animal, que fue descubierto por Iñaki Zubeldia en 1966, mientras exploraba las galerías de la cueva situada en Oñati -se perdió a la hora de buscar la salida la caverna-.
Este responsable de Alfa Arte explica que pueden imprimir en múltiples materiales, pero la elección de hacerlo en resina viene motivada por querer dotar a la pieza del mayor halo de realismo posible: “El más adecuado era la resina para que se pareciera lo más posible, en textura y color al original”.
El león cavernario de Arrikrutz fue un animal que llegó a tener una altura de 1,2 metros hasta el hombro, una longitud de 2,2 metros y un peso aproximado de 250 kilogramos. Precisamente, aunque en el centro de interpretación ya contaban con otras reproducciones óseas, deseaban una copia fiel -ha contado con un presupuesto de 2.510 euros- para que los visitantes tomen conciencia de las dimensiones del animal.
El tipo de resina que han utilizado ha evitado policromar la pieza tras la impresión. La reproducción, además, cuenta con un peso aproximado al resto óseo original. “Se podría hacer hueco, pero al cogerlo generaría una sensación desagradable”, continúa el responsable.
Pese a la fidelidad de su reproducción, Rodríguez quiere dejar claro que no se trata de una copia “para la investigación, si no para la divulgación”, por lo que, pese a que su forma, su peso y su color sean similares, no es exactamente igual que el original: “Si así lo quisieran, también se podría hacer, pero el proceso de elaboración sería distinto. En este caso, la utilidad es meramente divulgativa, para ser visto por el público en general; no por el entendido”.
El esqueleto hallado en la cordillera del Aizkorri es uno de los esqueletos más completos de panthera spelaea que se conoce en el mundo. Después de haberse podido ver erguido en el Museo San Telmo hasta el pasado mes de febrero, en una exposición dedicada al mismo, los vestigios se guardan ya en Irun, en el Centro de Colecciones Patrimoniales de la Diputación, Gordailua.
Las investigaciones llevadas a cabo sobre los restos hacen pensar que el león cavernario de la cueva de Arrikrutz sufrió el ataque de otro animal -muestra fracturas en varias de sus costillas- y murió mientras se encontraba en un proceso de sanación de sus heridas.
Aunque se les conoce como leones cavernarios -se extinguió hace 14.500 años-, estos animales realmente no vivían en grutas -se les llama así, debido a que el primer ejemplar fue hallado en el siglo XIX dentro de una caverna-, sino que se introducían en ellas atraídos por alguna presa, o arrastrados por algún carroñero que les hubiese herido.
En las cuevas de Oñati, además de los ya citados restos, se encontró un fémur que pertenecería a otro gran felino. Se estima que fue un macho y que llegó a pesar 350 kilogramos.