donostia - Después de concluir el proyecto de la representación de La flauta mágica en el Kursaal hace unas semanas, la asociación Opus Lírica, que apuesta desde hace años por una temporada estable de ópera en Donostia, se encuentra enfrascada en la búsqueda de financiación para iniciar un ciclo de cámara en el Victoria Eugenia.
Su directora, Ainhoa Garmendia, comentó a este periódico que tienen reservados unos días de noviembre en el teatro para poder iniciar el citado ciclo de cámara, donde las óperas “no son muy grandes y no suponen un coste tan elevado”. La responsable expuso que este tipo de representaciones cuentan con “menos personajes”; son dos o tres en escena y cuentan con distintas variables como disponer de un coro pequeño, una orquesta de cámara o solo un piano. Aun y todo, aclaró que el tamaño de estas actuaciones no condiciona su gran calidad: “Hay verdaderas perlas, obras preciosas”.
Para iniciar este ciclo, Opus Lírica habría solicitado ayudas al Ayuntamiento de Donostia y a otras entidades. No obstante, aclaró que si no consiguen, renunciarán a llevar a cabo esta propuesta, debido a que la asociación no se encuentra en situación para “seguir arriesgando”. “Hasta dentro de unos meses seguiré tocando puertas, pero si no llega, no podremos hacerla”, apuntó.
Opus Lírica puso hace tiempo encima de la mesa la necesidad de una mayor implicación institucional para poder establecer una programación estable de ópera en Donostia. No obstante, las insuficientes ayudas logradas hasta la fecha, les llevó a plantear para esta temporada una sola obra, La flauta mágica, mientras que en las anteriores ofrecieron dos, como en la 2017/2018: La Bohème en el Kursaal y Orfeo y Eurídice en el Victoria Eugenia. Garmendia recordó que para que este género siga, adquiera peso y se consolide en la capital guipuzcoana es imprescindible la colaboración pública.
En este sentido, Opus Lírica, además del ciclo de ópera de cámara, no descarta volver a aumentar el número de obras por temporada, en la medida de las posibilidades.
La directora agradeció todo el apoyo que ofrece la Asociación Donostiarra de Amigos de la Ópera (ADAO) y también los socios de la propia organización que les apoyan con el pago de una cuota. “Sacamos este proyecto adelante gracias al tesón de los artistas y de todo el mundo que se anima a trabajar mucho, por poco”, agradeció.
‘don giovanni’ En cuanto a la representación de La flauta mágica, de Wolfgang Amadeus Mozart, Garmendia se mostró satisfecha con el resultado que genera y la asistencia de público. Entre las dos funciones principales y la tercera reducida para niños, titulada La pequeña flauta mágica, más de 3.000 personas se acercaron al Kursaal para disfrutar del libreto del histórico austriaco. La también soprano explicó que los feedback que han recibido les resultan muy “alentadores”, dado que hay mucha gente que “ha descubierto la ópera por primera vez y que quieren seguir descubriéndola más”.
El acercar la ópera a nuevos públicos y fomentar una afición hacia este género en distintas generaciones es, precisamente, uno de los objetivos de Opus Lírica. Por ello, Garmendia se mostró especialmente satisfecha con la función familiar a la que se acercaron unas 900 personas, la mitad de ellas niños. “Fue impresionante”, comentó. En esa voluntad de aficionar a la sociedad a la ópera desde la más tierna infancia, también prepararon pequeñas actuaciones en Zorroaga para las que se invitó a centros escolares.
Asimismo, la experiencia con este clásico de Mozart, al que la gente valora por la “cercanía” de sus obras, les ha abierto un camino por el que quieren transitar. La obra que representarán en febrero de 2020 será Don Giovanni. “El hacer óperas de Mozart va a ayudar a acercar más la ópera al público. Las de Mozart no son fáciles, pero son más cercanas y nos permiten trabajar con gente joven”, expuso, para después añadir que las óperas del compositor austriaco “son muy buenas para enganchar, porque tienen música muy bonita y muy amena para escuchar”. “En ningún momento Mozart es aburrido”, sentenció.