Broken politics (Smalltown Supersound) es el quinto disco de Neneh Cherry desde su magnífico debut, a finales de los 80. Tres décadas después, la hija adoptiva del jazzista Don Cherry sigue a su ritmo, libre de imposiciones externas y, en este caso, partiendo de lo personal para abarcar el contexto social. De las relaciones humanas a las políticas y sociales, del desencanto y la rabia a la esperanza, de la violencia y la falta de solidaridad a un pop complejo y personal en el que la electrónica se abraza con jazz, dub, rap y aires africanos. “Este disco es más calmado y reflexivo”, explica.
Mujer y artista particular, Neneh abandonó la sobrexposición mediática lograda tras su hit mundial 7 seconds, compartido con Youssour N’Dour, porque “no me sentía auténtica, necesitaba algo más”. ¿Qué hizo? Abandonó la música y se enclaustró en su reducto familiar, para criar a su descendencia. La autora del rupturista Buffalo stance fue incorporándose a diversos proyectos hasta que retornó con Blank project (“aludía a la página en blanco de todo proceso creativo”) hace cuatro años.
“Era un disco 100% yo, crudo, rabioso y real”, explicó por entonces Neneh, de 54 años, sobre un álbum grabado tras una muerte familiar. “Este es más calmado y reflexivo”, anuncia al referirse a Broken politics, su actual quinto disco, el segundo consecutivo grabado con la producción de Kieran Hebden, alias Four Tet, a quien llama “mi hermano”.
Sus once canciones son fruto de “uno de los mejores periodos de composición de mi vida” y de una sesión de una semana en el Creative Music Studio, un espacio de grabación fundado por el pianista Karl Berger, quien, cosas de la providencia, fue miembro de la banda de Don Cherry, en los 60. “Allí, con él, era como estar en un espacio familiar”, explica Neneh. “Era fácil encontrar en mí misma los sentimientos que necesitaba para sintonizar con una canción. Karl y su esposa me contaban anécdotas sobre mi padre en las cenas. Hubo unos lazos muy profundos”, rememora.
dentro y fuera Musicalmente, Broken politics resulta espectacular, con un sonido rotundo y hallazgos múltiples en melodías, acordes y ritmos. Un álbum de una gran artista y un arriesgado productor que aporta diferentes paisajes sonoros en el que Neneh puede expresarse con un estilo propio y libre que parte de un pop electrónico excelso, como el de Fallen leaves, sobre el que humean rastros de trip hop en Kong, denso y dub, donde aparece 3D, de Massive Attack; electrónica de club y jazz con sampler de Ornette Coleman en Natural skin deep; la kora africana en Synchronised devotion; la flauta y el ritmo oriental de Slow release; el hip hop en Faster than the truth...
Dos interludios proyectan la intención de Neneh. Uno es Cheap breakfast special, que nos muestra un desayuno familiar; el otro, Poem Daddy, con un texto de Suliaman El Hadi, miembro de The Last Poets, que incluye los versos: “mejor morir por una causa noble que vivir y morir como un esclavo”. Ambos funcionan como metáforas de la lírica de Broken politics, que parte de la reflexión personal e interior (”es suficiente, es mi derecho... déjame irme, quiero elegir mi camino”, canta en Black monday; y “el amor te abofetea”, en Slow release), para proyectarse social y políticamente.
rabia y esperanza “Soy muy tímida a la hora de abordar grandes temas con aires de que tengo una solución, ¿quién tiene las malditas soluciones?”, se pregunta sobre este, sí, disco político, pero que parte de la perspectiva personal. “La gente se siente desilusionada, rota, decepcionada y triste, pero muestra perseverancia. Es una lucha contra la extinción del libre pensamiento y del espíritu”, apostilla la cantante sobre estos tiempos de ismos: fascismos, sexismos, racismos...
Neneh canta “la vida es una puta” en Deep vein thrombosis; y “solo porque estoy debajo, no me pisotees”, en Fallen leaves. En Faster than the truth, sobre un paisaje oscuro de Wikipedia, rentas astronómicas y mentiras que viajan más rápido que la verdad, lamenta “no hay tierra firme, no hay tierra prometida”. Kong parte de la visión de los campamentos de refugiados. “Trato de pintar un cuadro y ponerme dentro de una historia, en el lugar de alguien que no quiere estar donde está”, razona. Y Shotgun shack apunta a la proliferación mundial de armas. “Si coges un arma, sabes que la vas a usar/si conoces esa pistola, se va a cargar/no puedes llorar ahora, ni siquiera lo intentes”, advierte.