Hace ya diez años, bajo esta cabecera y en esta misma sección decíamos: "Ante todo me van a permitir una pequeña licencia que es la del curioso titular. Parafraseando el título de la célebre novela gótica El manuscrito encontrado en Zaragoza publicada por Jan Potocki a comienzos del siglo XIX, pero con un ligero cambio, precisamente, el que atañe a nuestro particular tema culinario. Y es que cuando el viajero gastrónomo llegue a Zaragoza para visitar la Expo 2008 (que hoy se inaugura) va a poder descubrir una gastronomía que ha ido creciendo notablemente en los últimos años, pero que aún es bastante desconocida en el panorama estatal".
Hay que señalar que las variaciones ocurridas en este tiempo en la capital aragonesa han sido enormes. Cierres de negocios hosteleros por fatiga, hastío o jubilación, y también irrupciones, algunas de mucho interés, han dado, más que un vuelco, un revolcón a la restauración pública de esta ciudad. Eso sí, lo que no ha cambiado es la persona que nos ha guiado y sabiamente aconsejado en todo momento: nuestro buen amigo el gastrónomo local, pero de visión universal, Eduardo Bueso. Aquí pasa como en el futbol: esta es nuestra lista, pero bien pudiera ser otra. Un breve lazarillo gastronómico sin pontificar nada, pero con la vocación de la mayor objetividad. Si bien siempre nos quedará la duda de haber dejado en el tintero algún establecimiento meritorio.
Novodabo Quizás uno de los restaurantes más completos de Zaragoza: por su situación, su ubicación (un palacete de porte señorial), su servicio (profesional y amable) y especialmente por su cocina, en la que se mezclan (sin molestarse) la tradición y la modernidad. Su propietario y chef David Boldova oficia con sabiduría y sin estridencias.
El Chalet Restaurante situado en la zona universitaria que ocupa (como su nombre indica) un precioso chalet de dos plantas con terraza en un jardín protegido del viento, muy recomendable incluso para cenas en el caluroso verano. Ángel Conde, chef y propietario, es uno de los maestros cocineros con más horas de vuelo en la gastronomía aragonesa.
La Prensa Tras una remodelación sorprendente y la creación de una bodega climatizada en una estancia de tonos azules, ha llegado a las cimas de la creatividad en la cocina zaragozana a través de la incansable chef Marisa Barberán. Su ubicación, algo alejada del centro, no es óbice para dejar de acudir a este templo de la cocina de autor y siempre bien aconsejado en cuanto a novedades vinícolas acontecen; de la mano de uno de los más experimentados sumilleres de oficio: David Pérez.
Quema Carmelo Bosque (chef y propietario del deslumbrante restaurante oscense Lillas Pastia) comanda este moderno establecimiento sito en el corazón del Museo Pablo Serrano. Comedor de ecléctica decoración y carta moderna, arriesgada y siempre sorprendente. No perderse la terraza, si el tiempo lo permite. Una de las mejores vistas y sensaciones de la capital del Ebro.
La Granada En plena city zaragozana, junto al edificio de Ibercaja de la plaza Paraíso, se ubica otro de los restaurantes guiados por la mano mágica del oscense Carmelo Bosque. En un local de agradable decoración, nos ofrece un excelente menú diario a precios muy razonables. Perfecto servicio y correcta bodega, con especial trato a los Somontanos.
River Hall Su situación en la ribera izquierda del río Ebro y con magníficas vistas al Pilar le dan un plus. Instalaciones modélicas dotadas de varios comedores (alguno privado) y terraza con cenador acristalado para días de cierzo. Su cocina es de corte moderno y original.
Gayarre Tras el cambio de propietario y equipo de cocina, este mítico restaurante zaragozano vuelve a brillar con luz propia. La gerencia del restaurante La Bastilla toma las riendas con su experimentado equipo de cocina y sala. El local ubicado en un precioso chalet de estilo inglés rodeado de jardines invita a pasar agradables veladas.
La Nueva Karambola Tras muchos años en el restaurante Pantxika Orio, Javier Milán se estableció hace casi una década en su propio establecimiento, por cierto, con una decoración moderna, luminosa y acogedora. Posee varios comedores (uno con terraza interior y otro privado, aparte del principal). Su oferta se basa en pescados y carnes a la parrilla, de una calidad máxima y tratados a la perfección.
Casa Lac En plena zona del Tubo zaragozano se encuentra este restaurante que nos ofrece las mejores verduras de la huerta del Valle del Ebro. Sus fundadores, la familia Lac, de origen francés, grandes cocineros de la nobleza francesa, se instalaron allá por el año 1825. Actualmente posee dos comedores: uno informal en la planta baja y otro más clásico en el primer piso, al que habría que añadir otros privados.
Absintium Situado en la primera planta del más que céntrico Hotel Oriente, y comandado por Jesús Solanas, uno de los mejores sumilleres españoles y una auténtica enciclopedia enológica, ofrece cocina de altísima calidad, con toques diferentes y originales. A destacar su oferta de bodega.
Colette En el centro de la ciudad nos encontramos con un restaurante moderno y vanguardista dirigido por el chef Félix Baztán (tras varios años de estudios de cocina en París), quien nos ofrece cocina de producto y creativa. Sus dos comedores situados en la planta primera son muy agradables: el interior más acogedor y el exterior con unas bellas vistas al paseo Constitución. Buena relación calidad-precio de su menú diario.