E l hierro y el mar han estado indisolublemente unidos desde su nacimiento en la vida y obra de Ricardo Ugarte Zubiarrain (Pasaia, 1942), uno de los últimos delfines de la Escuela de Escultores Vascos, promocionada tras la guerra por Jorge Oteiza.
Junto a él y a Néstor Basterretxea dio sus primeros pasos en la Galería Barandiarán en 1967. Abstracción geométrica y rectangularismo, dieron paso a obras ubicadas en espacios públicos de ciudades -Donostia, Wiesbaden, Tolosa, Tenerife- e instituciones -Kutxabank, diversos ayuntamientos- en los que Ugarte realiza una escultura constructiva a base de módulos de metal, jugando con el espacio interior-exterior de las mismas, con diversos ángulos de percepción, y de marcado carácter conceptual significativo.
Desde Estela (Donostia, 1969), y Estela de las caminos (Barcelona-Girona, 1974), pasando por Lorea (Tenerife, 1973), y diversos Aleteos (1975-77), Ugarte desemboca en una obra más sobria, casi mínima en sus series Gaztelu (Tolosa, Gaztelu, Wiesbaden), y en las diversas series ahora presentadas en el Museo Naval de Donostia, relacionadas con el mar y el agua.
Triple Noray (1973), Ancla (1984), y Ancla del norte (1984) abren esta pequeña y sustanciosa muestra bien instalada e iluminada. Vienen a continuación su Proa de San Pedro (2004), Tajamar (2004), La proa del silencio (2005), y un conjunto de obras que tienen connotaciones marineras de marcado acento social, poético y lírico. Obras cada vez más simples, racionales, minimalistas: Pasai II (2007), La proa de la memoria (2008), hasta su vela Homenaje a Blas de Lezo (2016), que será próximamente inaugurada. Obra en acero que utiliza la línea curva, pocas veces usada en el proceso creativo de este artista.
La obra escultórica, poética, de poesía visual, y fotográfica de Ricardo Ugarte sigue creciendo y desarrollándose en un proceso tan poliédrico, público y lírico como el de su maestro Jorge Oteiza.