No toda la delegación vasca que viajaba en L’Hermione se bajó el pasado miércoles en Vigo, aprovechando el arreglo de uno de sus motores auxiliares, para poder llegar a la inauguración del Pasaia Itsas Festibala, que se estrenó el jueves pasado y que terminó ayer.

La periodista de EITB y experta en Derechos Humanos Maitena Salinas, y la responsable de Programación del Festival Internacional de Cine Documental Punto de Vista de Pamplona, Garazi Erburu, decidieron seguir el viaje con la tripulación de la réplica del barco en la que La Fayette viajó a ayudar a las trece colonias en la Guerra de Independencia de Estados Unidos, cuando se decidió que el navío, tras las reparaciones, continuaría con su viaje hasta Pasaia, a donde previsiblemente arribará hoy por la tarde.

En una conversación telefónica con este periódico, Salinas explicó ayer que desde el inicio del viaje las condiciones climatológicas no les han sido favorables en ningún momento, tampoco desde que salieron de Vigo. En este sentido, indicó que tuvieron que doblar Finisterre con la ayuda de los motores auxiliares, que también han ayudado en el resto de la travesía, dado que o bien han tenido siempre el viento en contra o, cuando lo han tenido a favor, no ha sido lo suficientemente fuerte como para empujar el barco.

No obstante, Salinas destaca lo increíble del viaje, y reconoce que durante esta segunda semana han disfrutando mucho más que la primera, en la que todo era un proceso de adaptación constante a los horarios, las disciplinas, los quehaceres y la tripulación, entre otras cuestiones. “En la segunda semana, cuando ya conoces cómo funciona todo, lo vives desde otra felicidad y otro cariño. Y no solo eso, las relaciones sociales entre la tripulación también se han reforzado”, explicó.

En este sentido, comentó que una de las cosas más “bonitas” ha sido la convivencia, la relación con el resto de 80 tripulantes que viajan en la embarcación y también el cuidado mutuo.

La periodista destacó que una de las cosas que más le han gustado de la experiencia es el intercambio cultural que se da dentro de la tripulación, “todo lo que nos hemos enseñado los unos a los otros”. “Nosotras les hemos enseñado algo de euskera. Les hemos enseñado la canción Txoria txori que han aprendido en euskera y que cantaremos al llegar a Pasaia. ¡Imagínate a 80 personas cantando Txoria txori!”, explicó, al tiempo que añadió que ese intercambio cultural, además de ser enriquecedor en cuestión de conocimiento, “emocionalmente, nos ha unido; ha conseguido cierta hermandad”.

dos idiomas La periodista reconoció que quizá una de las mayores complicaciones que han tenido, sobre todo durante la primera semana del viaje, fue la de acostumbrarse a los dos idiomas que se hablan en la fragata. La tripulación del L’Hermione, compuesta por 80 personas, habla en francés, pero a esto hay que añadirle una dificultad añadida del otro idioma: el marítimo. “Los propios franceses dicen que incluso a ellos se les hace difícil entender el lenguaje marítimo en francés”, comentó, y añadió que, en este sentido, la primera semana les resultó “un poco frustrante”.

Pero todo ello también mejoró en la segunda semana, al “controlar mejor los idiomas y la terminología”. “Cuando entiendes el funcionamiento se te hace más sencillo llevar a cabo lo que te ordenan”, indicó.

funcionamiento Salinas relató que la embarcación funciona las 24 horas al día en tres turnos y que la tripulación se reparte en función de las tareas a los lados del navío. A ella, por ejemplo, le ha tocado estar en la zona de babor con turnos de trabajo de ocho horas repartidos en dos tandas: de 8.00 a 12.00 horas, y de 20.00 horas a medianoche.

Antes de comenzar o finalizar el turno, se reúnen los dos equipos, el entrante y el saliente, para conocer cómo ha ido la tanda anterior. Salinas comentó que siempre hay trabajo, pero que, sobre todo, “la intensidad” se encuentra cuando hay que desplegar el velamen y trabajar con él. “Hubo un día en el que estuvimos 14 horas trabajando, tirando de cuerdas y escalando”, recordó, y añadió que son jornadas en las que se duerme poco, pero que los momentos de “adrenalina” les ayudan a estar preparados para cualquier cosa.

Pero aún hay más porque fuera de los turnos no acaba la labor sino que siguen trabajando en otras cuestiones como hacer nudos, coser, limpiar o ayudar en la cocina.