dos palabras, costume -disfraz- y play -jugar- son el núcleo del cosplay, el fenómeno que lleva a muchos aficionados del mundo de la ficción, principalmente del anime y manga, a transformarse mediante vestuario, maquillaje y peluquería en sus personajes de ficción favoritos.
Los salones del Manga se han convertido en sus puntos de encuentro. Los cosplayers -gente que practica el cosplay- profesionales ingresan miles de euros solo por ir a una convención y sus disfraces pueden costar entre diez euros -uno básico, hecho por uno mismo- o superar los miles de euros si son sofisticados. Es el caso del encuentro ExpOtaku Donostia, que se desarrolla este fin de semana en el polideportivo de Manteo y que hoy celebrará un concurso de cosplayers. El paso del dibujo a la realidad es ya un hobby para muchos, que han encontrado en el cosplay una vía para acercarse a la cultura japonesa.
El cosplay nació en la década de los 70 en el Comiket -el salón del manga más grande del mundo, que se celebra en Japón-. Y el movimiento ha ido evolucionando hasta el punto de convertirse en profesión para muchos.
¿cosplay? ¿eso es una secta? Dinna Alarcón, cosplayer española, comenzó con esta práctica mucho antes de que se pusiese de moda en el Estado. “Cuando comencé, era muy poco conocido... Cuando hablabas del cosplay, muchos padres pensaban que podía llegar a ser una secta y desconfiaban. Pero en los últimos diez años ha evolucionado mucho, hay tiendas que distribuyen materiales para hacerte tu cosplay o que te venden el cosplay en sí, ya hecho; e incluso hay páginas web especializadas que te venden de todo”, comenta.
La cosplayer señala las redes sociales como una de las razones del boom del cosplay que se ha producido durante los últimos años. “Hoy en día es muy fácil conocer otras cosas, basta con meterte en el ordenador. El movimiento de las redes sociales es muy grande ahora mismo, subes una foto y se hace viral, todo el mundo la va a ver”, señala Alarcón, que opina que en el Estado el cosplay “tiene mucho tirón”. “En los salones mucha gente quiere conocer a los cosplayers de otros países, también se hacen grandes concursos internacionales para poder viajar, se traen invitados para que la gente les pueda conocer...”, detalla.
Si bien ella no se considera una cosplayer profesional -“yo misma quiero pensar que es algo que hago porque me divierto, ya que comenzó siendo un hobby y quiero mantenerlo”-, lo cierto es que ha realizado varios trabajos por encargo. Distribuidoras de anime como Selecta Vision son algunos de sus clientes, que contratan sesiones fotográficas con estos cosplayers para promocionar sus películas o series.
Pero yendo al top de este movimiento, se encuentran cosplayers famosos, como la filipina Alodia Gosiengfiao, que gana miles de euros por ir a una convención de invitada o ser jurado de un concurso.
el cosplay en cine y televisión Precisamente la profesionalización de esta práctica enfocada hacia el cine, la televisión y el teatro con actores como cosplayers es cada vez más frecuente. “Hay muchas series de animación japonesas y muchos cómics que las grandes productoras aprovechan para adaptarlos a una película de imagen real”, expone Dinna Alarcón. Por ello, el cosplay es la vía para adaptar estas historias, pero respetando siempre su esencia.
“Cuando los fanáticos del anime ven una película de imagen real, aparte de buscar que la película sea fiel a la historia, también buscan que el personaje esté realmente bien adaptado y eso es gracias al cosplay”, comenta. En este proceso, el trabajo de los estilistas, maquilladores y diseñadores es clave para conseguir la mejor representación de los personajes.
Apunta, además, que siempre han existido estas adaptaciones de imagen real, pero se mantenían sobre todo en Japón, donde se realizaban musicales, obras de teatro y películas que adaptaban series de animación o cómics que habían sido relevantes. El haber roto ya estas fronteras, continúa, se debe a que “conforme ha ido creciendo no solo el cosplay, sino toda la cultura japonesa, las grandes industrias se han ido interesando por estas historias y cada vez podemos ver más adaptaciones en la gran pantalla”.
Entre las últimas producciones audiovisuales de imagen real que han realizado estas adaptaciones, además de Ghost in the Sell, se encuentra también el filme Full metal alchemist, estrenado el pasado año y muy popular entre los seguidores del anime; o la serie Prison School.
más allá de los prejuicios En el otro lado, los cosplayers aficionados acuden a los salones de Manga o convenciones, donde pueden interpretar a sus personajes. “Cuando vas a un evento, que es donde más se ven los cosplays, se meten en el papel al subirse al escenario, cuando les piden una fotografía o realizan algún pequeño vídeo para Internet”, comenta Alarcón.
Sin embargo, es consciente de que el fenómeno del cosplay también despierta muchísimos prejuicios. “A lo mejor sí que pueden llegar a mofarse... Generalizando, el público no acostumbrado a esto puede ver a una persona de 30 años que todavía está viendo dibujos”, comenta. Aun así, destaca que en general el público ha ido cambiando y ahora “hay mucha gente que prefiere mil veces una serie de animación japonesa a una serie de animación americana”. Por último, concluye, “me gustaría que la gente vea el cosplay como algo muy divertido para hacer con sus amigos”.