Carmen Maura, del realismo a la abstracción
la sala menchu gal de irun repasa, en algo más de 60 obras, cuatro décadas de trabajo y compromiso vital de la pintora madrileña, afincada en el bidasoa
Tras haber acogido en sus paredes y espacios las obras de buena parte de los artistas del Grupo Gaur, la sala Menchu Gal de Irun inició el pasado año una nueva línea de trabajo, exponiendo las creaciones de destacadas mujeres artistas. Y entre ellas está, sin duda, Carmen Maura (Madrid, 1945), cuyo trabajo se recopila desde hoy y hasta el próximo 6 de mayo en la muestra Lana - Obra (1975-2017).
Se trata, según explicaba ayer Santiago Noain Maura, hijo de la artista y comisario de la exposición, de una recopilación de “algo más de 60 obras que explican la evolución y el crecimiento de la pintura” de la artista, madrileña de nacimiento pero afincada en Hondarribia desde los años 70.
“Se trata de trabajos que recorren momentos importantes de la carrera artística de Carmen Maura, además de reflejar también sus momentos y vivencias personales; todos ellos, ordenados de forma cronológica en las paredes de la sala y mostrando una evolución desde el hiperrealismo de sus inicios, con influencias de algunos de sus profesores, como Antonio López y María Calvet, hasta llegar a la abstracción, mucho más reciente en su obra”, según detalló el hijo de la artista.
No falta, en las obras que desde hoy se podrán ver en la sala ubicada en la emblemática plaza Urdanibia de Irun, “algunos motivos recurrentes” en la carrera de esta pintora, como son “el hogar y la maternidad, los lugares y momentos íntimos o los paisajes de Irun, Hondarribia o San Juan de Luz” que tanto han inspirado a Maura, pero todo ello, “en un trabajo que elude la figura humana, a medio camino entre la realidad y la ensoñación, en una especie de realismo mágico pictórico”, señaló el hijo de la artista.
Carmen Maura refleja también en su trabajo su firme posición del papel de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad y en su propia profesión. Hay una obra, al principio de la exposición, titulada Oficio de pintora, que representa un caballete con un cuadro en elaboración, en el que aparecen una plancha y otros elementos que aluden a las tareas del hogar. En ella, Carmen Maura “transmite cómo en aquellos años tenía que robar tiempo al tiempo para pintar, ya que estuvo volcada en sus tres hijos, algo de lo que yo mismo y mis dos hermanos podemos dar fe, además de reivindicar el poder seguir pintando”, recordó Santiago Noain Maura.
vital a pesar de su salud Un Noain que no podía evitar mostrar su orgullo de hijo y su “admiración profesional y personal por la persona que me lo ha enseñado todo; una gran artista y madre como Carmen Maura” que a día de hoy, y “aquejada de una enfermedad neuronal que le supone algunas limitaciones, sigue trabajando con ilusión y pintando cada día, tan vital como lo ha sido siempre”.
Explicó el comisario de esta muestra que la artista ha encontrado en estas circunstancias “una nueva vía de trabajo que la acerca al expresionismo abstracto y la tiene enfrascada en un nuevo proceso creativo de alta intensidad, empleando técnicas como la acuarela, la tinta china y el collage”.
La propia Carmen Maura se mostró ayer “muy ilusionada y agradecida al Ayuntamiento de Irun por la oportunidad de montar esta exposición” y señaló que, aunque ya no es profesora de la Academia de Pintura de Irun, sigue todavía “dando clases y pintando con un grupo de amigos”. No faltarán amigos y antiguos alumnos en la inauguración de hoy, pero incansable, Carmen Maura prepara ya su exposición del próximo verano.
La exposición. Lana-Obra (1975-2017) ha recopilado obras de Carmen Maura cedidas por Kutxa Fundazioa, el Museo San Telmo y algunos propietarios privados, abarcando entre el año 1972 y alguna pequeña pieza ya creada en este mismo inicio de 2018. Puede verse en la sala Menchu Gal de Irun hasta el 6 de mayo, en horario de 18.00 a 21.00 horas los viernes y los sábados, y de 11.30 a 13.30 horas los domingos y festivos, con entrada gratuita.
Biografía. Carmen Maura nació en Madrid en 1945 y se crió a orillas del Mar Menor, hasta que volvió a su ciudad natal para estudiar en la Academia de San Fernando. Recaló en Hondarribia cuando se casó con el también pintor José Luis Noain, y desde entonces, el Bidasoa ha sido su hogar. Ha dado clases en su propio estudio y también fue directora de la Academia de Pintura de Irun desde finales de los años 90 hasta su jubilación en 2013.
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