Bide ertzean
Civivox Iturrama acogerá hoy el último concierto de la referencial banda guipuzcoana, que anuncia un parón indefinido (19.30, gratis con invitación)
pamplona - ¿La propia vida y sus circunstancias es la que les ha llevado tomar la decisión de parar?
-Así es. La explicación es muy sencilla. El bajista de la banda, Joni, mi hermano, acaba de tener el segundo hijo y se le hace muy difícil mantener el ritmo que exige una banda como la nuestra, con una rutina de ensayos, grabaciones y conciertos. Ante la imposibilidad de mantener esa dinámica de curro, familia y grupo, nos planteó la posibilidad de dejar la banda y que buscáramos un sustituto. Pero nos parecía desnaturalizar el proyecto y decidimos hacer un parón indefinido hasta que se den las circunstancias de poder volver a la dinámica de lo que significa un grupo. Y mientras tanto, los demás tenemos las manos libres para hacer otro tipo de proyectos.
Ha definido esta despedida como el final de la primera parte, lo que hace difícil imaginar la segunda, visto el nivel de la primera...
-Lo acepto como un buen cumplido... El otro día vino mucha peña al concierto de Donostia y una amiga me comentaba que teníamos mogollón de buenas canciones, y eso es algo en lo que nunca me he parado a pensar, pero me alegra que la gente tenga esa perspectiva porque significa todo un reto, ya que seguiremos haciendo música. No sé si tendremos la capacidad de desarrollar otro repertorio tan amplio como el que hemos creado en estos 18 años, pero ese sería el reto, y bienvenido sea, porque significará que estamos en condiciones de ponernos en marcha.
¿Por qué despedirse con un disco-libro de rarezas, Zutaz kantatzeko
-Yo diría que ha tocado así. Por suerte o por desgracia siempre hemos hecho más canciones de las que hemos publicado y se nos iban acumulando descartes, versiones diferentes de las canciones ya editadas o directamente temas inéditos, e incluso algún remix o demo. Y es que tenemos cierto síndrome de Diógenes porque lo hemos guardado todo. Como anécdota, basta apuntar que ya en el primer disco que hicimos, un maxi CD con cinco temas, se quedó fuera una canción. Eso ha sido una constante a lo largo de nuestra carrera y veíamos que, tarde o temprano, hacer un disco de este tipo sería una buena manera de dar a luz esas canciones que teníamos en el cajón y que sirven para hacer una fotografía más completa de la banda, mostrando lo que sería su cara b. Cuando cumplimos 10 años, estuvimos a punto de editar un disco de rarezas, pero ya teníamos en mente el directo (Leidor Sessions), y lo dejamos a un lado. Hace dos años, como seguíamos acumulando descartes, nos planteamos en serio sacar este disco, que al editarlo ahora sirve perfectamente para cerrar la primera parte de la banda, enseñando lo que hemos hecho durante estos 18 o, mejor dicho, lo que hemos dejado de enseñar, aunque suene contradictorio.
Eso dice mucho de Bide Ertzean, ya que, habitualmente, los descartes de los grupos son canciones que no consideran lo suficientemente redondas o del mismo nivel que el resto como para editarlas.
-Mira, por ejemplo, hay dos temas en directo en este disco de rarezas que iban para el Leidor Sessions, pero cuando grabamos ese disco, que era un concierto normal, de cara a editar el CD y DVD, hicimos una selección y dejamos tres fuera. Por otro lado, hay un par de temas inéditos que han estado bailando en varias producciones pero que, al final, nunca nos hemos animado a editar. Por ejemplo, hay un tema que tiene ritmo de bossa nova, y no lo publicamos por prejuicios, porque a un grupo como el nuestro, y además cantando en euskera, nos parecía contradictorio o poco creíble. Pero este álbum, si es algo, es ecléctico, y acepta este tipo de rarezas que tenemos los músicos, que nos parece que una canción no tiene por qué funcionar y luego sí lo hace. Y pongo otro ejemplo. Hay una canción del disco Non dira, 13 rosas rojas, para la que hicimos una versión tocando toda la banda, que nos costó un montón de horas, pero como tenía un aire country nos daba la sensación de que llevaba el disco hacia otro lado. Así que grabamos a Fran Iturbide a la guitarra y yo a la voz y esa fue la versión que se editó, dejando fuera la de la banda, que es la que hemos recuperado ahora y que funciona como un tiro en directo. Gracias a este recopilatorio hemos podido dar luz a canciones que de otra forma igual se hubieran quedado para siempre en el olvido.
El concierto de Iruñea, ¿ejerce como presentación de este disco o lo dejan a un lado para recorrer los 18 años de vida del grupo?
-Haremos un repaso de lo que ha sido la trayectoria del grupo, tocando canciones de todos los discos que hemos publicado en estos 18 años, aunque también tocaremos temas de este álbum de rarezas.
¿Cómo reacciona uno, qué sensaciones afloran, cuando ve su vida musical plasmada en un libro?
-Me he dado cuenta de cosas que cuando estás tan dentro de una historia no percibes. Me parece que es un trabajo que acerca mucho a lo que ha sido la trayectoria de esta banda y, sobre todo, cuenta la intrahistoria del grupo. Normalmente, cuando se da voz a una banda es al editar un disco o por un concierto, pero nos perdemos muchas historias del día a día, porque un grupo es como una familia o una cuadrilla de colegas, con sus altibajos, disputas, malos y buenos momentos. Yo creo que el libro resume todo esto y, sobre todo, humaniza lo que es un grupo, que no deja de ser el vínculo de varias personas que comparten la idea común de sacar adelante una historia musical. En este sentido, me parece que retrata muy bien la búsqueda de tres tíos que se juntaron hace 18 años y que en el camino han tenido la suerte y la grandeza de poder encontrarse con músicos como Fran Iturbe o Joserra Senperena, que, al margen de darnos lecciones musicales, nos han hecho pasar ratos increíbles.
Dieciocho años, nueve discos. Una carrera musical más que amplia. ¿Con qué se queda de todo este tiempo?
-Me quedo con la idea de que todos hemos estado trabajando en pro de la canción, creo que nadie se ha puesto por encima de nadie y hemos dado siempre prioridad a que lo importante sea la canción. En este sentido, todos hemos peleado para que Bide Ertzean llegara a ser una historia musical con coherencia. Así que me quedo con todo lo que ha aportado cada uno, ya que todos han dado lo mejor de sí para el bien común de la banda, por encima de los egos personales. Y esto me parece imprescindible a la hora de marcar un rumbo musical en un grupo como el nuestro.
¿Bide Ertzean para en su mejor momento?
-Quizá yo no sea la persona más adecuada para responder, pero lo voy a hacer... Yo creo que sí (risas). No le quito valor a ninguna de las épocas de esta banda, pero desde el disco Non dira (2006) hasta estos días hemos conocido la mejor fase de Bide Ertzean, porque creo que ahora sí tenemos un rumbo musical claro. Quizá en la primera parte, los primeros ocho años, estábamos buscando nuestro sello. Aunque todo está inventado, creo que en la última época hemos conseguido, desde nuestros rasgos musicales, hacer algo personal. Si tengo que elegir algún disco, serían los últimos, no solo en cuanto a creación sino también en directo, donde la banda está como nunca. Y, para mí, esto ha costado 18 años.
Uno no deja de ser músico porque sí, porque una vez inoculado el veneno es una enfermedad que no se cura. ¿Qué tratamiento le va a dar en el futuro?
-El otro día le leía a un pintor, con la vida resuelta y que no tiene ninguna necesidad de seguir pintando, decir que cada vez que pintaba un cuadro se metía a la cama súper contento. Y eso, como dices, es signo de una enfermedad; al final, tenemos el veneno metido y seguimos componiendo. Por eso, cuando me preguntan por qué sigo componiendo, no sé qué decir y me quedo con la respuesta de ese pintor, porque cuando creo una canción me quedo mucho más contento y me alegra la vida. Así que sigo haciendo canciones, y como se da a entender en el libro, sí que voy a iniciar algo en solitario, pero no puedo concretar más porque ni yo mismo sé más. Estoy currando una historia y buscándome la vida para seguir haciendo canciones y conciertos, para no dejar este mundo de la música que tantas satisfacciones me da, pese a que es muy difícil iniciar hoy en día una historia. Dentro de unos meses creo que podré concretar más.