donostia - Lleva 35 años con las cámaras pegadas a los talones a su pesar, según dice Ana Obregón y ahora le ha llegado el momento de mostrar quién es ella de verdad. Salvo su intimidad en el baño o en la ducha, toda su vida -cuenta-, va a estar a merced del espectador. Aunque muchos piensen que su vida sentimental ha sido muy extensa e intensa, ella solo declara tres amores en su vida: Fernando Martín, el padre de su hijo y Davor Suker. “Si es que he ido a cenar con mi hermano, eso cuando empezaba a ser conocida, y escribieron que era mi novio”. Por lo demás, confiesa que es muy normal: hace la compra si falta algo y hasta plancha.

¿No es incómodo tener una cámara detrás durante horas?

-No sé, llevo 35 años con las cámaras detrás. Estoy acostumbrada; te juro que en esta ocasión se me ha olvidado que las cámaras estaban conmigo.

Usted vende que vamos a ver a una Ana Obregón auténtica.

-Se va a ver mi día a día. Soy una mujer, una madre, una hija, una actriz? Soy una persona que trabaja, como todo el mundo. Soy una persona muy normal. Os voy a enseñar lo que no conocéis de mí, lo que no se ve.

¿Todo, todo?

-Bueno? Todo, todo, como tú dices, no sé. Muestro lo que habitualmente nadie ve de mí. Lo que ocurre cuando se cierra la puerta y estás en casa nadie lo conoce y eso es lo que he querido mostrar en este programa. No se me va a ver en el cuarto de baño o duchándome.

Eso lo dábamos por hecho. Pero ¿no hay un guion? ¿No hay sobreactuación?

-No. Se ve a Ana llegando a casa, que abre el frigorífico y ve que no queda pescado para el día siguiente y apunto la merluza para ir al día siguiente a la pescadería. Se verá a Ana con la plancha?

Pero ¿usted plancha? No me la imagino.

-Claro que plancho, como todo el mundo. Que quede claro, soy como cualquier otra mujer; ocurre que soy conocida. Por lo demás, igualita a todas.

Si usted lo dice. ¿Es también muy normal ir a un ‘sex shop’?

-Bueno, esto es un docurreality y hemos buscado que tenga algo de comedia y entretenimiento. He querido mandar un mensaje muy positivo, muy de energía y con mi lema: apúntate a la vida.

Veo que se ha sentido cómoda.

-Ha sido divertido, tengo la experiencia de 35 años de cámaras siguiéndome y creo que este programa a la gente le va a gustar.

Se podría pensar que después de tantos años con las cámaras siguiéndola, según usted a su pesar, estaría más que harta.

-Pero no se conoce a la Ana de verdad, la de carne y hueso, no la del papel couché y la televisión. Después de 35 años de docurreality a mi pesar y sin que yo lo quisiera, creo que tengo derecho a contar mi día a día y que los espectadores sepan cómo soy yo de verdad.

Hasta ha culpado a la prensa de haber cerrado las puertas al amor.

-Ja, ja, ja? Tanto como culpar no, a toda la prensa tampoco. Pero cualquier pareja que sea conocida públicamente lo tiene más difícil?

Le puedo nombrar a gente muy conocida sin dificultades para continuar su vida en pareja.

-La exposición pública te lo pone un poco más difícil. Ya es difícil vivir en pareja siendo anónimos, imagínate cuando eres conocido; es todo un horror. Todo el mundo opina, todo el mundo juzga y sobrevivir a eso es muy difícil, te lo digo yo que tengo experiencia; sé de lo que estoy hablando, no exagero nada.

¿Sale su hijo en ‘Algo pasa con Ana’?

-Sí, porque él ha creado una ONG para ayudar a personas con daño cerebral, los tratamientos son costosísimos.

Creo que él es alérgico severo a la prensa y a las cámaras.

-No quiere ser hijo de, no quiere utilizar la fama de sus padres? Tanto como alérgico no es, pero no le gusta estar expuesto.

Un chiquillo discreto, perdone, ¿a quién sale?

- Ja, ja, ja? A veces eres famoso a tu pesar. Él se ha mantenido al margen de todo. Con todos los respeto, le alabo el gusto y me siento orgullosa de él, muy orgullosa.

¿No le ha pedido su hijo nunca que pare usted de salir en la prensa?

-Es que salgo a mi pesar; créeme, yo no llamo a nadie para que venga a hacerme fotos o pido que escriban sobre mí.

Ya, pero siempre está en el candelero.

-Es la prensa la que viene a mí. A veces están ahí, en la puerta de casa y lo que no hago es ir a ningún evento. Solo voy a la presentación de un trabajo mío o a un premio que me den. Llevo tres o cuatro años sin salir e ir a sitios públicos.

Le va a entrar claustrofobia, y todo va a ser por la prensa.

-¡Qué va! Empecé a hacer yoga y descubrí lo a gusto que estaba conmigo misma. He conseguido una gran tranquilidad interior y quiero mantener este momento mío.

Hablemos de amores.

-Uy, uy? Me gusta poco.

¿Cuántos amores no inventados ha tenido?

-Amores de verdad, pocos: el padre de mi hijo, Fernando Martín y Davor Suker.

¿Solo tres?

-Es que me han colocado muchos, muchos más, tantos que ya perdí la cuenta.

Yo le hacía la jefa de un harén masculino.

-No exageres, por favor. Eran cosas de prensa machista?

¿No era de prensa rosa?

-Cuando a un hombre le sacan 2.000 novias, se dice que es tío divino, un play boy? En una mujer, bueno, me callo lo que la llaman.

Y ha decidido cerrar la puerta al amor y quedarse con los recuerdos, ¿no?

-No, lo que ocurre es que estoy a gusto conmigo misma. No cierro la puerta a nadie, pero no busco el amor.

Se han puesto de moda los ‘docurrealities’, acabamos de a ver a las Campos.

-He visto un poco. Yo quiero mucho a María Teresa y a Terelu, vi el primero y, la verdad, estaba bien. Pero el mío va más de comedia, soy una persona divertida, me gusta reírme y me gusta crear felicidad y buen rollo a mi alrededor. No paro, soy muy lagartija, me pasa de todo.