málaga -La directora de Yoyes, Helena Taberna, vuelve al Festival de Málaga 16 años después de presentar aquella con Acantilado, una película que se proyecta fuera de concurso y donde se mete de lleno en el aterrador mundo de las sectas y del no menos turbador universo del poder de la manipulación de la mente.

Según señaló la cineasta navarra, que siente el mismo “vértigo” al presentar al público de Málaga a su nuevo “hijo”, un filme que ha hecho como y con quien quería “por si era el último”, la manipulación de la mente es una constante en su cine, pero reconoce que en esta es algo que va más allá. “Este es mi canto para que los seres humanos se construyan como seres individuales para poder juntarse con otros. La manipulación me importa, me importan las relaciones de poder, y creo que el equilibrio y las alternancias son buenas, en todos los aspectos de la vida, podríamos ir tan lejos como quisiéramos; de la política a la violencia de género”, afirma.

“Siempre que alguien manipula, hay alguien que se deja manipular”, comentó la directora, tan enérgica y decidida en esta nueva etapa de su vida como su Acantilado, un filme “bastante más oscuro” que el resto de sus películas, pero que, sin embargo, “tiene más luz que ninguna”, reforzada por “los personajes, tan guapos y luminosos” y esos paisajes increíbles de Canarias.

A la directora no le gusta dárselo todo masticado al espectador. “Soy consciente de que en la tele hay mucha explicación en vena”, dijo, aunque de inmediato explicó que la decisión de “dejar abiertas cosas” que deben enlazar los espectadores fue una decisión solo suya. “Quité diálogos que me sobraban y asumí que el riesgo de que entrase con apariencia de no riesgo”, apuntó.

Basada en la novela de Lucía Etxebarría El contenido del silencio, la película no es “tranquilizadora” a juicio de Taberna, porque hay mucha gente en ella que “está al límite”. La película comienza con una impactante escena en la que el espectador se sumerge en un suicido colectivo teatralmente ideado por la líder de una secta que, evidentemente, no se lanza al vacío desde lo alto de un acantilado con el resto de sus seguidores. A partir de ahí, el descubrimiento de los cadáveres y la búsqueda incansable de un hombre que cree que su hermana pequeña está entre las víctimas, descubre una trama más material que espiritual.

Con Ingrid García-Jonsson, Goya Toledo, Juana Acosta, Ana Gracia y Daniel Grau en los principales papeles, Acantilado, a pesar de sus paisajes canarios, donde se ubica el mayor numero de sectas de toda Europa, según dijo Taberna, ha tenido en opinión de Grau, un rodaje “muy vasco”. “Hay algo muy hermético en la película, y no por Helena, sino porque ella te sujeta mucho. Los actores nos hemos sentido también en el acantilado, con vértigo”, desveló el actor.

Taberna quiso poner el acento en lo que simboliza Heidi, el personaje de Ana Gracia, quien no ha tenido que ir muy lejos para inspirarse: “Manipuladores los hay por todas partes”, dijo la actriz. Para Ingrid García-Jonsson, lo atractivo de su personaje, sobre el que gira toda la acción, es que “es un misterio” y “no sabes por dónde va a salir”. Y entiende que Cordelia se deje “querer” por la secta: “Me parece de lo mas natural que alguien que llega destruida y tiene tanta necesidad de cariño esté superguay en la secta; me preocupa que necesite tanto a Heidi”. Acosta, la novia de Cordelia, considera que lo que une a todos estos personajes no sólo es la falta de afecto, es “el pánico a la soledad”.

“Yo no hago cine para otra cosa que no sea comunicar; quiero que el espectador entre en la película con su cabeza y su corazón”, declaró la directora, también productora y guionista de Acantilado, que llegará a las salas el 3 de junio.