londres - A Diego Buñuel su apellido le delata. Es nieto del famoso director de cine Luis Buñuel, pero lo cierto es que se ha hecho un nombre propio como corresponsal de guerra para la televisión francesa y haciendo documentales para National Geographic. La entrevista se realiza en Londres, con motivo de su participación en una charla que cierra el ciclo Estética de lo irracional: Ese oscuro objeto del deseo, dedicado a su abuelo en el Instituto de Arte Contemporáneo de la capital británica.
¿Qué significa para usted participar en este ciclo en Londres recordando la figura de su abuelo?
-Para mí es siempre un momento muy agradable ver que las películas de mi abuelo están todavía de actualidad y que la gente se interesa y no las ve como una forma de arte que ya murió. Admiran sus películas y eso es increíble porque las primeras tienen más de 70 años.
¿Qué legado destacaría que dejó su abuelo?
-Lo interesante es que toda mi familia está dedicada al cine. Cuando yo era niño, estaba claro para mí que no iba a hacer otra cosa, pero a mí siempre me interesaba el periodismo. Mi abuelo tenía un estilo de surrealismo con el humor y yo desarrollé un estilo de hiperrealismo con el periodismo, cubriendo las guerras pero con humor también, para demostrar que la Humanidad no es blanco o negro, y que hay 50 variedades de grises. Aprendí de su estilo la manera de ver el mundo con una sonrisa e hipocresía. Y esa hipocresía la vemos ahora muy fuerte.
¿Es difícil llevar el apellido Buñuel?
-Creo que para mí fue muy fácil porque era mi abuelo y creo que cuando saltas una generación es más fácil. Para mí fue bueno porque siempre me dio el deseo de hacer más. Mi abuelo había hecho tantas cosas que yo también quería tener una vida llena de cosas que contar y de resultados. Y por eso me fui al periodismo. También porque era una manera de ser mi propio individuo.
¿Qué proyectos tiene entre manos la actualidad?
-Ahora soy el responsable de los documentales de Canal Plus en Francia. Estoy haciendo una nueva política sobre los documentales y hemos empezado a hacer grandes documentales mucho más cinematográficos que los que hacían antes y con una política más fuerte en este campo. Hace un año que tengo este trabajo y yo digo que es mi primer trabajo de adulto, porque antes yo era productor y director de series para National Geographic pero ahora me centro más en la dirección y la parte editorial del canal.
¿Y le parece que los documentales gozan ahora de buena salud?
-Ahora creo que es uno de los mejores momentos para hacer documentales porque todos los canales americanos tienen documentales de alto valor y llegan más al cine. Creo que es un momento muy interesante. Hay varias formas, como el feature documentary de 90 minutos, que tiene más fuerza ahora. Ese es el tipo que estoy produciendo ahora.
¿Qué documental le gustaría hacer?
-Es un poco difícil responder a esa pregunta. En mi caso, desde los trece años siempre quise ser corresponsal e ir por el mundo contando historias. Esto lo hice durante casi 20 años y ahora tengo que buscar. El documental es una forma del medio visual que es mucho más difícil porque hay que buscar para agarrar la realidad tal cual y no se pueden repetir las escenas.
¿Pero hay alguna historia que le llame en especial la atención?
-Soy más de historias contemporáneas, de sociedad. Lo que yo llamo ultracontemporaneidad. No soy de historia, ni de animales, ni de ciencia. Soy de contar historias. Yo pienso que el ADN humano está construido por las historias. Cada vez que estamos en una cena y se cuenta una historia interesante, todo el mundo escucha y para de comer. Creo que esta compulsión humana de contar y de recibir historias, de ser empático con los otros, creo que el documental es una buena manera para contarlas. Va más lejos de las fronteras de la gente.
¿En quién se fija en la escena actual?
-Hay gente como Alex Gibney, que es un director que hace cosas muy buenas, y hay muchos más a un gran nivel. Pero lo que me interesa es la capacidad de contar historias. Estoy harto del cine que dice “basado en una historia real”.
¿Y echa en falta espectadores en los cines?
-Yo siempre digo que si la gente no viene es que la película no es buena. Esa es mi manera de ver las cosas. No puedes hacer cosas esotéricas y luego criticar que la gente no viene. Tiene mucha importancia ser entretenido. Si miras las películas de mi abuelo, hay muchos chistes, hay sexo, hay cosas sorprendentes, etc. No son películas extrañas y de difícil acceso, y tienen mucho humor dentro también. Y creo que eso son valores de interés general para los espectadores.