donostia - “Si puedes soñarlo, puedes hacerlo” es, más que un lema, la filosofía de vida que el campeón paralímpico y joyero Pablo Cimadevila tiene grabada en su mente y en su piel. Es el protagonista de 24 kilates, la serie que hoy estrena Discovery MAX y que va a narrar el día a día en una joyería artesana.
La familia Cimadevila lleva años luchando por sacar su negocio adelante en tiempos complicados para los emprendedores. Con 24 kilates, Discovery MAX pretende mostrar su minucioso trabajo, un proceso complejo y extremadamente delicado nunca antes mostrado en televisión, que va desde el diseño y manufactura de estas exclusivas piezas de joyería hasta la particular manera de funcionar de este desconocido negocio.
Pablo Cimadevila, nadador paralímpico y ganador de dos medallas de oro en Sídney 2000, dejó atrás su vida como deportista de elite para dedicarse a su gran pasión: el diseño de joyas. Un accidente de coche le dejó parapléjico con solo cuatro años y, a partir de entonces, se volcó en la natación, deporte en el que consiguió sobresalir desde muy joven.
Si se le pregunta a Pablo si considera su vida una aventura, el protagonista de este nuevo programa de televisión señala que “aventura no, es proponerme retos y tratar de superarlos; no creo que sea diferente a la del resto de la gente. Quizá la única diferencia es que no voy a lo fácil”.
Cuando terminó COU le gustaba la arquitectura pero también el trabajar con las manos: “Conocí la joyería con 19 años y me apasionó. El hecho de estar en silla de ruedas no me limitaba y me decidí. Puedo utilizar todas las máquinas y es una profesión que se adapta mucho a mis condiciones. En joyería puedo hacer todo el proceso, algo que me gusta mucho; en arquitectura no, hacías el dibujo pero no finalizabas”, explica Cimadevila.
“Hago el dibujo, compro el material y termino con la joya realizada”. Pablo Cimadevila va a mostrar a la cámara cómo algunas joyas tienen historia detrás y le conmueve lo que se esconde detrás de cada una de ellas. “Ves el cariño que hay detrás de esas piezas que son de adorno, pero que esconden algo más que lujo. Es el cariño de esa persona que te trae el oro de su madre para que lo refundas y le hagas una sortija para regalar a su hija. Detrás de un anillo, de una cadena o de una pulsera hay miles de emociones”, asegura este joyero. - R. Lakunza