mónaco fue ayer una fiesta. Alberto II de Mónaco y la princesa Charlene escogieron la jornada del domingo para bautizar a los pequeños príncipes, Jacques y Gabriella. Ambos nacieron el pasado mes de diciembre y los dos orgullosos papás pudieron celebrar un bautizo por todo lo alto en el que, como siempre, el pueblo del principado se mostró de lo más activo con sus monarcas.

Cerca de las 10.30 horas de la mañana y gracias a las nuevas tecnologías, el público pudo ver en directo cómo se fue desenvolviendo poco a poco este gran bautizo. Los dos protagonistas, Jacques y Gabriella, llegaban acompañados de sus niñeras, uno de los mayores apoyos para los dos monarcas monegascos en este bautizo. La catedral de San Nicolás fue la elegida para llevar a cabo la ceremonia. Unos 700 invitados fueron los que acudieron a este bautizo casi de Estado, en el que el pueblo fue partícipe activo. De entre la familia de Alberto destacaron la princesa Carolina de Mónaco, que acudió acompañada de sus hijos Andrea y Pierre Casiraghi y también de Alexandra de Hanover.

En la celebración se echó en falta la presencia de Carlota Casiraghi. Otra de las grandes ausencias fue la de Tatiana Santo Domingo, la esposa de Andrea Casiraghi, la cual acaba de ser madre recientemente. Por parte de Estefanía de Mónaco, acudieron sus tres hijos Pauline y Louis Ducruet y Camille Gottlieb.

padrinos Christopher Le Vine Jr., hijo de uno de los primos hermanos de Alberto, se convertía en el padrino de Jacques, mientras que la madrina del pequeño heredero era Diane de Polignac Nigra, la cual formaba parte de la familia de Alberto por parte de padre. El padrino de la pequeña Gabriella fue el hermano de Charlene, Gareth Witsstock, y la madrina Nerine Pienaar, la mujer de François Pienaar, jugador de rugby sudafricano y cuya historia se conoce por la película Invictus, donde se comprobó que tenía muy buena relación con Nelson Mandela.

La princesa Charlene acudió a la celebración con el pelo sujeto con un elegante tocado en el que supo recoger perfectamente la esencia de Grace Kelly. Además, decidió llevar guantes, uno de los accesorios más característicos de la que fue esposa de Raniero III de Mónaco. El vestido blanco, sobrio y elegante, también recuerda a los estilismos elegidos por Grace para sus apariciones.