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La marca ‘apellidos vascos’ salta al teatro

La versión escénica de la película plantea nuevas historias “al borde de lo delirante”

La marca ‘apellidos vascos’ salta al teatro

Madrid - La “tensión” vasco-andaluza, la comedia romántica y “sentirse un pez fuera del agua”. Ese es el “ADN” común de Ocho apellidos vascos en su versión teatral, que para dejar claro que trasciende a la película se titula Más apellidos vascos, distinta pero con el “corazón sembrado” por la exitosa “marca”.

Gonzalo Salazar-Simpson, productor con La Zona; Ana Bustamante, directora comercial de Mediaset, canal coproductor; el director de Más apellidos vascos, Gabriel Olivares; y los actores protagonistas, Leo Rivera, Rebeca Valls, Alicia Solaguren y Carlos Heredia, explicaron ayer en rueda de prensa las claves de la obra, que se estrena oficialmente en el Teatro Marquina, el martes de la próxima semana.

“No es el volcado de la película al teatro, sino algo nuevo partiendo de esa marca, de ese humor. Son ocho secuencias independientes con una troncal y aspira a abarcar a todos los espectadores, los que nunca van al teatro, los que van siempre y los que dejaron de ir hace 20 años”, detalló Salazar-Simpson. El productor destacó que en los 30 montajes teatrales que han hecho en su historia nunca habían tenido una preventa de entradas “tan buena”.

“La obra es la respuesta de agradecimiento a los muchos millones de espectadores -9,5 y 56 millones de euros de taquilla-, a la reacción del público, y por eso es un poco de teatro de variedades, de revista, un teatro muy popular”, dijo Olivares.

Las ocho escenas o “secuencias” fluyen “sin ningún parón” gracias a un “ingenio” que imita las escaleras y la plataforma de una atracción de feria, coronada por una gran pantalla en la que se proyectan “creaciones artísticas y cómicas”. En el pase gráfico atisbaron algunas de las historias, que fueron jaleadas con risas y aplaudidas por la prensa. En una de ellas, un ertzaina y una policía nacional son los encargados de comprobar que “todo está ok” ante la visita del lehendakari; en otra, un cocinero vasco de “los de varias estrellas Michelin” y su hija se preparan ante la visita de una crítica muy especial, y en el tercero un joven pide a unos vascos que se sumen a la campaña “Apadrine un andaluz”. “Son historias siempre al borde de lo delirante, como en la película”, apuntó Olivares.