Los decisivos instantes de Català-Roca
Un vendedor de crecepelo en mitad de la calle, una niña que en el futuro será conocida como La Chunga bailando en un insólito paisaje industrial de Montjuic, gente esperando el anuncio del Gordo navideño en la Puerta del Sol, áridos campos castellanos y hermosas playas mediterráneas... Un joven lanzando un piropo a dos mujeres, un policía a caballo, marineros de permiso en el Barrio Chino, Dalí saltando a la comba, Miró trabajando en su estudio, Luis Miguel Dominguín toreando para seducir a Lucía Bosé... Así hasta 150 imágenes tomadas entre los años 50 y 60 que conforman un emocionante álbum fotográfico de una España ya desaparecida.
Obras maestras La Fundación Barrié y la editorial La Fábrica organizan esta muestra itinerante, Obras maestras, cuyo comisario, el también fotógrafo Chema Conesa, tuvo que escudriñar más de 200.000 negativos. Según explicó, su admiración por el fotógrafo catalán nació de "una obsesión infantil". Cuando tenía 15 años, un desconocido con gafas de pasta, nariz partida, bolsa de cuero y una enorme cámara pidió permiso para fotografiar desde el balcón de su casa la feria de muestras de Murcia. No fue hasta varios años después, cuando vio la imagen firmada en una guía, que supo que aquel hombre era Català-Roca, un maestro que "con su mirada convirtió en obra de arte la fotografía documental".
Pese a su dominio absoluto de la composición y la luz, "abominaba del concepto de arte" y se consideraba un profesional, un fotógrafo que trabajaba por encargo para publicaciones y guías turísticas. Con su cámara de medio formato obtenía imágenes de gran calidad que luego reencuadraba en vertical u horizontal, según las exigencias de sus editores. En la exposición, casi todas las fotos se presentan recuperando su formato cuadrado original.
Català-Roca jamás tuvo interés por las vanguardias. Pensaba que el arte no era manipular, "sino sacar de la realidad una cosa y convertirla en objeto precioso y memorable". Se adelantó a la teoría del instante decisivo de Cartier-Bresson y trabajó con humildad y discreción, a modo de "fotógrafo ausente". Tuvo un respeto reverencial por sus modelos, a quienes nunca ridiculizó. Todo lo contrario: siempre los dignificaba. "No he tenido problemas con la gente que fotografiaba, he tenido la intuición, sabía cuándo pedirlo y cuándo no", decía el fotógrafo, que siempre solicitaba a sus retratados que no miraran a cámara. Así, en la muestra solo hay un posado, protagonizado por el siempre sobreactuado Salvador Dalí.
Los primeros sábados de cada mes habrá visitas guiadas gratuitas previa inscripción en el teléfono 943 01 24 00. Además, se organizarán talleres infantiles para que los más pequeños reinterpreten a Català-Roca. La exposición gustará por igual a expertos y profanos, que caerán rendidos ante la magia de fotos como Señoritas por la Gran Vía, Gitanilla o la neblinosa imagen de un padre y un hijo que sirvió para ilustrar la portada del libro La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón.