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En las entrañas de Praileaitz

aranzadi prosigue la excavación de la cueva de deba, visitada ayer por representantes del parlamento vasco

En las entrañas de PraileaitzJavi Colmenero

RESULTA verdaderamente complicado acceder a Praileaitz I; y no solo por lo escarpado y resbaladizo del sendero, sino por el vía crucis de burocracia y autorizaciones que hay que superar. Considerado uno de los principales santuarios prehistóricos de Gipuzkoa, el yacimiento de Deba se encuentra en los terrenos de la cantera de Sasiola, cuya actividad, según los arqueólogos y grupos de defensa del patrimonio, amenaza la gruta y los muchos tesoros que alberga.

En la lluviosa mañana de ayer, un grupo de periodistas y de parlamentarios de la comisión de Cultura de la Cámara vasca lograron la autorización de la cantera mediante una orden foral. Vigilados siempre por personal de la empresa, conocieron el interior de la cueva y Estitxu Breñas, del grupo EH Bildu que impulsó la visita, pidió al Gobierno Vasco ampliar a 100 metros la protección de Praileaitz y primar el patrimonio sobre los intereses económicos.

Dirigido por el arqueólogo Xabier Peñalver, un equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi finalizará el viernes la segunda fase de las excavaciones de 2013 -la primera se realizó del 13 al 27 de junio-. Con un presupuesto de 30.000 euros que también incluye el trabajo de laboratorio, la Diputación financia una labor que se desarolla en tres espacios: el vestíbulo de la gruta, la galería oeste colmatada y la segunda sala interior.

Cromagnones y neandertales

Ampliar la protección

Para los periodistas que llevan tiempo informando sobre la cueva y nunca habían podido conocerla, la visita resultó emocionante e instructiva. No todos los días se tiene la oportunidad de ver la meticulosidad con la que un grupo de arqueólogos trabajan atrincherados en unos pocos metros cuadrados de tierra... Con mucha paciencia y poco dinero, diez años les han servido para encontrar piezas relacionadas con la actividad cultural y ritual del Paleolítico. Especialmente llamativo fue el hallazgo de unas pinturas rupestres y de 29 colgantes, la mayor parte de ellos decorados, que datan del Magdaleniense inferior (hace unos 15.500 años), periodo en el que una especie de misterioso chamán pudo habitar la gruta. En breve, Aranzadi publicará un estudio general en el que se especula en torno a las razones que llevaron a esa persona a abandonar en la cueva los colgantes, muy fáciles de transportar en cualquier hatillo. A juicio de Peñalver, es posible que la caída de una gran roca que bloqueó la entrada le empujara a marcharse de allí y dejar sus pertenencias en el sitio.

Hasta hace poco, el hallazgo más antiguo era un bastón de mando de hace 17.000 años, pero según recordó el arqueólogo, en la campaña de 2012 aparecieron herramientas de piedra cuya antigüedad es mucho mayor: entre 40.000 y 120.000 años. Eso significa que no solo el hombre de Cromagnon habitó en el lugar, sino que también lo hizo el de Neandertal.

Materiales más antiguos siguen saliendo de las entrañas de Praileaitz, concretamente de la galería colmatada de sedimento por la que Aranzadi intenta avanzar en condiciones difíciles. Así, convencido de que la cueva tiene una extensión mucho mayor que la conocida hoy día, Peñalver defiende un decreto más amplio de protección: "Hay más yacimiento hacia el interior y desconocemos su alcance".