Un arte que se disfruta en la calle

"COMENCÉ dibujando de pequeño en el colegio y luego ya seguí, me entró muy en serio y me puse a aprender, sobre todo pintando mucho la naturaleza, que tiene su composición hecha y te enseña. Y hasta hoy", cuenta Tomás Hernández Mendizábal (Donostia, 1940) a este diario en la Biblioteca Municipal de Donostia, que acoge hasta mañana su exposición.

"Iba a la academia Mercatal de Don Manuel García, en el Boulevard. Me enseñaron a rotular, lo que me ayudó a entrar a trabajar en las artes gráficas, porque todo se dibujaba a mano", continúa quien, además, es el artista vasco que cuenta con el mayor número de carteles publicados entre los años 1965 y 2013. "Mi primer cartel lo hice cuando colaboraba con el Centro de Atracción y Turismo, porque creé el Gran Premio de Pintura Vasca".

Arte en la calle

Carteles y decorados

En esta exposición se exhiben 60 obras vinculadas al Jazzaldia, entre las que se encuentran varios carteles premiados de diferentes años. Además, también destaca la maqueta que realizó en 1975 para el Festival de Jazz de Donostia. En esta última, cuenta su autor, la Policía creyó ver "la hoz y el martillo". "O la quitaba o se suspendía el Festival, y me pidieron 100.000 pesetas para no ir a la cárcel. Aún estoy esperando que me vengan a llevar y que me devuelvan la obra".

Ve su carrera artística como algo que tenía que pasar y que ha crecido gracias a la suerte de haber creado cosas que la gente veía e iba apreciando. "La gente conoce tu obra en la calle, no tienes que venir a una exposición". Y añade que siente emoción cuando ve su arte, unas obras que unas veces empieza a crear en tamaño reducido, y otras directamente con la idea de lo que quiere clara en su cabeza, lo realiza y luego la desdibuja. "Todas esas distorsiones del dibujo pertenecen a mi manera de ser, como las cabezas de los personajes, que a veces son más pequeñas".

Cuando empezó a exponer tenía quince años y ya en 1971, realizó otra exposición en los bajos del Ayuntamiento, con otros dos amigos, a la que asistieron 300 personas. "No nos lo creíamos -dice emocionado el artista -, porque no se hacía caso a la pintura. En el colegio lo que menos importancia tenía era el arte, aunque a partir de los 70 y tantos fue cogiéndola, por la cantidad de gente que acudía a estas cosas".

La última exposición que realizó fue en el Boulevard, en la sala de exposiciones de la Caja de Ahorros Provincial, a la que acudieron 14.700 personas, dato que ni se imaginaba. "Cómo ha cambiado todo, sobre todo la cultura artística. Tengo un hijo que estudió en la Universidad de Bellas Artes, quién iba a pensar que iba a haber una Universidad de Bellas Artes". Este pintor y artista vasco prefiere ser creativo y no depender de temas a la hora de crear aunque "luego va a salir lo que yo quiera", dice haber sido definido por el crítico Edorta Kortadi con la mejor de las clasificaciones: "Dijo que no sabía cómo clasificarme".

"Tiene importancia que a la gente le guste o no, pero es un tiempo de vida y es parte de la historia de la cultura de Donostia. Quería haber expuesto en el Bicentenario, pero el Ayuntamiento no me ha hecho caso", continúa Hernández Mendizábal, orgulloso de sentir que hace las cosas bien y de mostrar sus obras en exposiciones como esta organizada durante el Jazzaldia. "La obra de un artista es didáctica para niños, muestras lo tuyo y estás creando algo. Oteiza me dijo: 'Tú no hagas caso y sigue, y sigue...'. Y seguí".

A quien quiera dedicarse al arte le aconseja ser creativo "y que no copie", concluye mientras pasea la mirada por cada una de las piezas que muestra su exposición. "Ojalá durara un mes", se despide.