Donostia. Los festivales de cine son eventos a caballo entre el arte, la industria y el turismo urbano. Son un punto de encuentro para el conjunto de actores y personas vinculadas al sector, un altavoz de la producción anual y, desde el punto de vista turístico, momentos de efervescencia que se traducen en empleo y riqueza.

De esta manera definió ayer Iñigo Arteche, director de Evaluación y Consultoría de Ikertalde, el Zinemaldia, del que por primera vez en sus 60 años se ha realizado un estudio de impacto económico.

El director del festival, José Luis Rebordinos, explicó que desde que asumió el mando del Zinemaldia, hace tres años, tenía en mente realizar este informe, que arroja como principal conclusión que el impacto económico del certamen, tanto en Donostia como en Gipuzkoa, es de 27 millones de euros.

Las cifras ponen en valor lo que supone el festival, una pequeña empresa de 82 personas, que alcanza los 634 puestos durante las fechas de celebración del certamen con personas subcontratadas, eventuales y voluntarios, entre otros, y que genera de forma directa, indirecta e inducida a lo largo de todo el año los ya mencionados 27 millones de euros de impacto económico.

Arteche comentó que es importante que en momentos de crisis económica se pueda generar desarrollo económico y puestos de trabajo. Y quiso recalcar que el "festival no es solo un evento cultural sino que supone un movimiento tractor de la economía de la ciudad, del territorio y del país".

financiación El Zinemaldia manejó en su pasada edición un presupuesto aproximado de 7,5 millones de euros, que proceden por un lado de la financiación pública, que es un 56%, y, por otro, de la financiación privada, con un 44% y que se ha incrementado un 9% respecto a 2011.

Además, según explicó Arteche, se estima que en torno al 85% del presupuesto se concreta en un gasto local de 6,3 millones de euros, siendo las principales partidas de gasto los servicios contratados y las relaciones públicas, invitados, publicidad y premios. Respecto a los impactos indirectos, Arteche recalcó que el Zinemaldia se convierte en una prolongación del verano donostiarra durante el mes de septiembre. Y es que en la capital guipuzcoana el descenso de las reservas hoteleras durante ese mes se sitúa catorce puntos por debajo con respecto a otras ciudades de la costa cantábrica. Además, alcanza en septiembre los precios más altos en los hoteles.

En los nueve días del festival de 2012 se contabilizaron un total de 28.023 pernoctaciones hoteleras con un valor económico de unos 3,2 millones de euros, y en el resto del sector terciario como la hostelería, el comercio y el transporte el gasto supuso 8,7 millones, lo que hizo un total de 11,9 millones.

Este desembolso desencadena a modo de impacto inducido toda un serie de actividades intermediarias en sectores interrelacionados con una producción total de 27.319.821 euros, lo que se traduce en un PIB de 14.570.571 euros, y 235 empleos. Esta actividad, explicó Arteche, genera a su vez un retorno directo a la Administración de ingresos públicos de 4.662.583 euros vía impuestos: 801.499 euros del Impuesto sobre las Personas Físicas, 746.013 euros del Impuesto de Sociedades, 1.529.793 euros del Impuestos sobre Productos, y 1.585.278 euros de cuotas de la Seguridad Social.

glamour "No hay que olvidar tampoco la proyección exterior del evento en los diferentes medios de comunicación", señaló Arteche, quien explicó que se registran 18.000 apariciones en más de 520 medios diferentes a nivel mundial.

Solo en la edición del año pasado se acreditaron cerca de 1.000 periodistas de 42 países, y 2.231 profesionales de la industria del cine, procedentes de 69 países.

Por lo tanto, se trata de una repercusión mediática difícilmente alcanzable bajo cualquier otra alternativa publicitaria o de comunicación, subrayó Arteche, quien añadió que además se proyecta una "imagen positiva" que está vinculada a una actividad cultural favorable, aderezada a además con elementos de "glamour y atractivo".

En contratos de publicidad esto se traduce en un contravalor económico de 67,7 millones de euros y una valiosa campaña de marketing para la ciudad.

Por su parte, Rebordinos reivindicó que el estudio demuestra que cada euro que se invierte en el festival se multiplica y revierte de manera positiva directamente en la sociedad donostiarra y guipuzcoana.

En la pasada edición se proyectaron 226 películas en 619 sesiones, que congregaron a 157.256 espectadores. Y es que con más de 60 años de trayectoria, el Zinemaldia se constituye en una "marca de la ciudad", en un "proyecto de país" y en un potencial factor de estrategias de desarrollo económico, turístico y cultural, aseguró Rebordinos, quien subrayó que los datos demuestran que en tiempos de crisis la cultura puede generar desarrollo económico, puestos de trabajo y riqueza.