Madrid. Eduardo Úrculo fue un pintor que "aprendió a mirar lo cotidiano de una manera diferente" e hizo del sombrero su sello personal también en grabados y esculturas, que ahora se muestran en una exposición que le recuerda una década después de su muerte. "Hizo del sombrero su símbolo, aunque no pudo cumplir su gran sueño, exponer en Nueva York y comerse la Gran Manzana", recordó Yoann Úrculo, hijo del artista, durante la presentación de la exposición que el espacio de las Artes de Madrid dedica a uno de los artistas más reconocidos del Pop Art español que nació en Santurtzi en 1938.

Un artista que empezó en la pintura "casi por aburrimiento", según recordó ayer su hijo: "A los catorce años se puso enfermo de bronquitis, y como solo podía estar en la cama y poco más se dedicó a pintar. Cuatro años más tardes ya hizo su primera exposición". Un total de 40 piezas inéditas de grabado y escultura completan la exposición en Madrid, que nunca habían sido mostradas en público.

Pero el homenaje se extiende a más de 300 obras repartidas por los espacios dedicados al arte en los centros de El Corte Inglés de toda España: A Coruña, Alicante, Bilbao, Colón (Valencia), Diagonal (Barcelona), Gran Canaria, Nervión (Sevilla), Pozuelo (Madrid) y Campo de las Naciones (Madrid).

Y es que, como explica la directora del Espacio de las Artes, María Porto, Úrculo "era alguien que quería estar muy cerca de la gente, y le gustaba que su arte se viera". Con un padre zapatero, aprendió a ver en los sobreros, costuras y maletas verdaderas obras de arte: "Yo digo que los artistas son visionarios que ven cosas que los demás no vemos", continuó Porto.