Landa se fue con la máxima discreción y respeto
incinerados en la intimidad Los restos mortales del actor, fallecido el jueves a los 80 años
Madrid. Los restos mortales de Alfredo Landa, fallecido el jueves en Madrid a los 80 años tras una larga enfermedad, fue incinerado ayer tras un pequeño responso, ante la discreción de sus allegados y el respeto de cientos de periodistas. Alfredo, un hombre quebrado por el llanto asombrosamente parecido a su padre, pero más alto, recibía abrazos que en muchos casos se demoraban minutos, mientras sus hermanas, Idoia y Ainhoa, aguantaban a su madre, Maite Imaz, de tanto en tanto, tomándola de la mano.
Y con ellos, el director de cine José Luis Garci, que no se separó de los hijos de Landa, acompañándoles hasta el momento de despedir el féretro, con los restos mortales camino de la incineradora en el cementerio de Santa Ana de la localidad madrileña de Colmenar Viejo, un lugar muy tranquilo rodeado de campo.
Una despedida estrictamente íntima con breve ceremonia religiosa, frente a la selva de cámaras y micrófonos que, respetuosamente, se mantuvieron al margen.
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