donostia. Concluida la desveda, los aficionados al rececho se preparan para la práctica de esta modalidad, que representa para ellos la caza en estado puro. La captura selectiva, el tú a tú con el animal. En Gipuzkoa, el rececho es una actividad puramente testimonial. La Diputación apenas concede una decena de permisos al año y limita el ámbito de actuación a la zona de Pagoeta. Por este motivo, los aficionados guipuzcoanos prefieren desplazarse a cotos de otros territorios.
El andoaindarra Jesús María Ormazabal es uno de ellos y un especialista en este tipo de lances. Prácticamente, solo se dedica al rececho del corzo y suele desplazarse a Soria. Pero su querencia por este animal es tal que de vez en cuando sale a los montes cercanos sin su arma, solo para seguirlos y observar de cerca sus costumbres. "Hay que buscar sus rastros y ahora que cambian el pelo a rojo observar las manchas de este color en el bosque". Lo más característico es que son imprevisibles. Tan pronto aparecen de la vista como desaparecen. "Por algo le llaman el duende de los bosques", matiza.
Hoy por hoy no se plantea pedir un permiso para cazar en Gipuzkoa. Ya lo probó en una ocasión y no le gustó la experiencia. "No me parece que lo de aquí sea recechar sino hacer esperas y, además, te tienes que situar en una zona muy limitada, casi sin poder moverte. A mí me gusta perseguir al animal".
Ormazabal se muestra muy crítico con la gestión del corzo en general y también con la política cinegética que se desarrolla en Gipuzkoa. "Habría que mirar qué se hace en Europa. Cuando se cierra allí la caza, aquí se abre y al revés. Algo falla". Opina que los responsables institucionales se deberían dejar "asesorar por gente entendida que les va a ayudar" en lugar de dar palos de ciego.
Pone como ejemplo de improvisación la repoblación de su especie favorita. Apunta que se ha generado un exceso tal de ejemplares que la Diputación se ha visto obligada a conceder permisos para eliminarlos indiscriminadamente a fin de evitar que produzcan más daños en los cultivos y en los montes, como ocurrió en varias comarcas a principios de la temporada. Esta especie y otras como el jabalí también producen accidentes de tráfico al descontrolarse e invadir las carreteras. Muchas veces es difícil determinar las responsabilidades. Afortunadamente, el problema está en vías de solución. Adecap y la Oficina Nacional de Caza negocian con el Ministerio de Interior la modificación de la Ley de Tráfico para que las aseguradoras de los coches se hagan cargo de los daños.
batidas de corzo Ormazabal tampoco participa en las batidas de corzo, ya que está convencido de que la mejor solución a los problemas que originan estos animales sería el rececho. "A mí me encanta el tú a tú con el bicho, cazar lo que hay que cazar y nada más". Uno de los acicates que impulsan a los recechistas es el trofeo. Este cazador guipuzcoano reconoce sentirse también atraído por este aspecto, pero con condiciones. "He tenido ocasiones de cazar ciervos pero no he querido porque tengo dificultades para mover el animal y si solo puedo llevarme la cabeza no me interesa. Me gusta aprovecharlo todo de la pieza". La temporada de rececho del corzo suele comenzar en Gipuzkoa a mediados de mayo. Los cazadores suelen ceñir su actividad al parque de Pagoeta y para evitar percances van siempre acompañados por un guía conocedor del entorno y de las costumbres del animal. Normalmente se trata de otros cazadores.