Una vida al servicio de la música
recientemente cumplió 95 años el organero Guillermo Aizpuru Egiguren, nacido en Azpeitia el 2 de octubre de 1917 en la casa número 17 de la avenida de Harzubia. Hijo único del matrimonio formado por Félix Aizpuru Lapeira y Tomasa Egiguren Eizaguirre, naturales de Azpeitia, de este organero residente desde hace muchos años en Irun puede decirse que " se crió entre órganos musicales". Y es que tanto su abuelo materno, Remegio Egiguren Ucín, como su padre fueron los principales capitalistas de la nueva fábrica de órganos que se construyó en la avenida de Harzubia, frente a la plaza de toros en el año 1915. Además, su cuñado, Ignacio Fernández Eleizgaray, era el gerente socio de la empresa Eleizgaray y Cía y organista de la parroquia de Azpeitia.
Tras corretear de niño entre órganos en construcción, fuelles, tubos, consolas y secretas esparcidos por el taller y ser testigo cercano y admirado de numerosas visitas que venían a la fábrica de afamados músicos y autoridades diversas, realizó sus primeros estudios en el colegio de los Hermanos Maristas de Azpeitia, a los que siguieron los de electrónica en la Escuela de Armería de Eibar, con Joaquín Sánchez, y en la Casa Marconi Ingenieros de San Sebastián.
Como organero trabajó inicialmente como ayudante de sus tíos organeros Ignacio, Antolín y Eusebio, todos ellos azpeitianos, hijos de Remegio Egiguren Ucín y María Cruz Eizaguire Embil. Ignacio Fernández Eleizgaray, el afamado organista-concertista, estaba casado con María Pilar Egiguren Ucín. Los tres hermanos Egiguren, tras trabajar varios años en la empresa Eleizgaray y Cía, formaron en el año 1930 la razón social Sobrinos de Eleizgaray y sus trabajos organeros en los más diversos lugares en donde fueron requeridos, merecieron numerosas felicitaciones de reconocimiento a su artesanal trabajo.
Con la rica experiencia de varios años adquirida en este ambiente organero y familiar, debutó como tal por cuenta propia en el año 1949 en la parroquia de San Juan de Luz, donde trabajó durante seis meses modificando algunos registros. Siguieron otros trabajos en la de Hendaia y poco más tarde en París, en la iglesia de San Luis. Pasó por Inglaterra y en Birmingham realizó un pequeño trabajo, para luego viajar a Alemania e Italia en su noble afán de conocer varios órganos de renombre de estos países.
En el año 1950, coincidiendo con el Año Santo, se trasladó a Roma, en donde estando arreglando el órgano de la Iglesia Española de Montserrat, le visitó, no sin sorpresa, el cardenal Manuel Arteaga de La Habana y le solicitó que se encargara de la reconstrucción del órgano de la catedral. Días después le vino monseñor Landi, obispo de una diócesis de Estados Unidos. Los dos querían llevarlo. Él les dijo que se iría con el primero que le arreglase los papeles. El destino quiso que este organero azpeitiano tras embarcar en Nápoles en el Urania se dirigiera a la Habana, tras pasar unos días en Caracas (Venezuela). Ya en la capital cubana, se encontró con que no podía hacer nada en el órgano de la catedral de lo destrozado que lo encontró.
Tuvo la suerte de que los Pasionistas de la calle Víbora le encargaran un órgano. Era el primero que construiría en su vida. Siguieron otros trabajos organeros hasta que le encargaron que construyera un órgano monumental para la iglesia de Jesús de Miramar. Tendría cuatro teclados y constaría de 78 juegos y un sistema electro-neumático. Aquel órgano fue su consagración. Construyó también los de Iglesias de Santa Rita, San Agustín, Padres Carmelitas y Madres Carmelitas en La Habana y para los Pasionistas y Madres Carmelitas en Matanzas (Cuba). De él se escribiría por sus trabajos organeros en aquella isla: "La construcción de órganos en la década 1950-1960 en Cuba estuvo liderada por el vasco Guillermo Aizpuru, que comenzó sus trabajos en 1950. A su empresa se debe la construcción de seis órganos de La Habana, de hechura y estilo modernos, con sistema electro-neumático. Todos los trabajos de carpintería se realizaban aquí, aunque la tubería se importaba de Organería Española, S.A. de su pueblo natal de Azpeitia. También construyó un órgano para Venezuela".
En uno de sus viajes que realizó a su tierra, contrajo matrimonio con la joven y bella azpeitiana Agurtzane Urtegaray Múgica, el 14 de diciembre de 1957 en Donostia, instalándose en La Habana. Con la llegada al poder en 1959 de Fidel Castro bajó la venta de órganos y regresaron en 1961, estableciéndose en Irun. Desde esta ciudad fronteriza siguió durante muchos años desplegando una gran actividad organero. Construyó, entre otros, el de gran órgano de la parroquia de San Felicísimo de Deusto (cuatro teclados). Los de Hasparren (fue felicitado por el vicario general de Baiona), Baigorri, Euba, Ujué y Villava. Hizo trabajos de reparación en diversos órganos de Santander, Madrid, Cáceres, Bilbao y Asturias, y en gran parte de Euskadi: Irun, Hondarribia, Elizondo, Sunbilla, Pasaia, Elgoibar, Donostia, Getaria, etc. Fue durante muchos años responsable de la reparación y afinación de los órganos de las parroquias francesas de Urruña, Sara, Hasparren, Baigorri, Donibane Garazi, Sokoa, Ziburu, etc.
Como muestra de la profesionalidad de Guillermo Aizpuru, tras una de sus restauraciones de órganos más importantes que realizó, el de la parroquia San Nicolás de Pamplona (1963), estas líneas escribió en la prensa una persona tan conocedora del mundo de los órganos como Aurelio Sagaseta, maestro de Capilla de la Catedral de Pamplona: "Un viejo órgano, que lleva más de dos siglos sonando en el centro de nuestra ciudad y que dada su calidad artística y de material ha vuelto a resucitar en manos de un organero extraordinario". Pues bien, cuando las obras se hacen con conciencia profesional y artística, el resultado es muy laudable. He seguido paso a paso la restauración. Mi sentida enhorabuena al competentísimo organero don Guillermo Aizpuru.
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