Lugar. Museo San Telmo (Donostia). Fecha. Hasta el 20 de mayo. Contenido. Josep Maria Sert (Barcelona 1874-1945) desarrolló su vida artística plenamente en París. En el año 1921 hizo construir un taller diseñado por él, al que pocas personas tenían acceso y donde llevaba a cabo una ingente labor con un sorprendente e insólito método de trabajo que ahora se revela en esta exposición a través del archivo fotográfico, de Leonard Mancini, ayudante en el laboratorio fotográfico, en el obrador de carpintería que ejerció como modelo.

Leonard Mancini (París 1909-1993), modelo y colaborador del gran muralista Josep Maria Sert (Barcelona 1875-1945), entró en el taller parisino del maestro con once años, como chico de los recados. Hombre de pequeña estatura, pero anatómicamente bien formado, acabó como modelo de sus obras y como ayudante del muralista en labores del taller fotográfico, en el obrador de carpintería y en la preparación de fondos y acabados de pinturas.

Sert componía en su taller con muñecos de corte napolitano, con figuras de madera articuladas, con modelos del natural y con toda clase de objetos y tejidos, dinámicas composiciones y teatrillos, a los que posteriormente fotografiaba y cuadriculaba para componer sus espectaculares escenas y composiciones históricas en murales y lienzos. El archivo fotográfico del modelo guarda por lo tanto un gran valor histórico, además de mostrar los medios procedimentales de los que se valía el maestro para lograr sus teatrales composiciones, cercanas a la planimetría cinematográfica, valiéndose además de la fotografía.

A la muestra fotográfica que ya pudimos contemplar en Santa Mónica de Barcelona, se añaden en San Telmo 19 fotografías inéditas, preparatorias de los lienzos que Sert realizaría en 1932 para la Iglesia del actual museo donostiarra y que pueden contrastarse con los mismos. En este sentido no hubieran venido mal unas reproducciones de los lienzos junto a las fotografías para poder realizar las comparaciones in situ.

La muestra, bien montada, presenta en colores ocres composiciones de Pueblo de Ferrones, Pueblo de los fueros, El altar de la raza, San Sebastián, y de diferentes proyectos realizados por Sert para distintas casas e instituciones de París, Bruselas, Barcelona, Florida y Vic.

Sorprenden en este sentido las fotografías de desnudos masculinos realizadas por el maestro, tanto por sus cuidadas planimetrías como por sus cualidades fotográficas y sensoriales, así como sus teatrillos compuestos a base de figuras, en las que el gusto por lo oriental y lo renacentista los acercan al mundo de los pintores clásicos italianos y al teatro de la comedia italiana.

El gran Sert, pese a su acendrado clasicismo y monumentalismo, se valió de un lenguaje tan real y cercano como la fotografía moderna, a la que no le prestó demasiada atención como tal, sino como medio para lograr sus grandilocuentes frisos de figuras.