Barcelona. El escritor estadounidense Paul Auster (Nueva Jersey, 1947) confesó ayer que en su nuevo libro autobiográfico, Diario de invierno, se estudia a sí mismo como a "una rata de laboratorio", porque como ejemplo de espécimen humano, su vida puede servir a los lectores para desentrañar los misterios de estar vivo.
En una multitudinaria rueda de prensa en Barcelona, Auster presentó un libro que retoma la línea autobiográfica de La invención de la soledad, El cuaderno rojo y A salto de mata para evocar episodios de su vida totalmente verídicos, pues remarcó en varias ocasiones que no había ni pizca de ficción.
La obra habla tanto de un accidente infantil cuando jugaba a béisbol, como de masturbaciones adolescentes y de su primera experiencia sexual con una prostituta, pero también del amor por su esposa, Siri Hustvedt, del recuerdo de sus padres y de los 21 lugares en los que ha vivido hasta llegar a su actual residencia neoyorquina.
Aunque puntualizó que el libro no es una lista exhaustiva de todo lo que le ha pasado (al final ha quedado más sobrio de lo que él imaginaba), remarcó que le costó tomar distancia de sí mismo, así que optó por usar la segunda persona, y una de las conclusiones finales es que en su vida, como en la de la mayoría, "hay un empate entre las cosas buenas y malas".
Preguntado por la presión del éxito, Auster aseguró que no tenía una "fórmula mágica" para que sus libros triunfasen y que el calor de las cámaras y el público no era algo que buscase, ya que su rutina es muy aburrida: consiste en despertarse con un té y encerrarse todo el día a escribir en una salita bastante pequeña, bromeó.
El libro, que publican Anagrama en castellano y Edicions 62 en catalán, curiosamente ha salido a la venta en España mucho antes que la edición original, ya que en inglés no se publicará hasta agosto.
También se ha publicado ya en Turquía, país con el que el escritor mantiene tensas relaciones tras asegurar que no lo pisaría hasta que se dejara de encarcelar a periodistas y escritores, algo que le valió las críticas del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan.
Auster también tuvo tiempo de remarcar su apoyo con los movimientos que están tomando las calles de Occidente, como el 15-M en España y Occupy Wall Street en Estados Unidos. "La sociedad ha fracasado. Vivimos en un sistema que está roto, tenemos que parar y pensar cómo queremos vivir nuestra vida", dijo, enfatizando que había que escuchar más a los jóvenes.
autocensura Auster hace de la libertad de expresión una lucha personal y aunque aseguró que nunca se había sentido coartado, confesó que recientemente tuvo que autocensurarse para poder publicar su anterior libro, Sunset Park, en Irán. La obra incluía una referencia al escritor Salman Rushdie y a la famosa fetua que proclamó contra él el ayatolá Jomeini por el supuesto contenido blasfemo de Los versos satánicos, y como en Irán está prohibido pronunciar el nombre del escritor, el editor iraní de Auster le recomendó usar una 'X' en su lugar, puesto que los lectores captan rápidamente el lenguaje codificado.
La rueda de prensa de Auster en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) también dejó algunas anécdotas: tras ser recibido por una nube de fotógrafos, "como un rockstar", en palabras de su editor Jorge Herralde, no quiso quitarse las gafas de sol, para lo que alegó, con una media sonrisa, motivos religiosos y de resaca.