Donostia. Ideas críticas y socarronas, reflexivas y gamberras, atrapadas en trazos desenfadados, componen Bromas aparte, el libro autoeditado por el pintor guipuzcoano Ramón Zuriarrain (Donostia, 1948). Esta colección de dibujos satíricos, que Zuriarrain elabora desde 2004, representa una faceta poco conocida del artista, aunque el público ya ha tenido un par de oportunidades de observarlos en el espacio expositivo de Sanz Enea en Zarautz a finales de 2008, y en 2009 en la galería Arteko, que ofició ayer de escenario para la presentación del volumen.

El pintor estuvo acompañado por el crítico José Javier Fernández, que disertó sobre un sentido del "humor muy personal y cambiante, en ocasiones sutil e irónico, otras directo y descarnado", que el pintor donostiarra aplica sobre cuestiones "personales y generales" y que lo aproximan a dibujantes "como El Roto, Máximo o Chumy Chumez". La tinta china y la acuarela constituyen sus recursos y el dadaísmo y el surrealismo, su medio de expresión para confeccionar "viñetas tan sencillas, elementales, directas y rápidas en las formas, como complejas, sutiles, polisémicas y pausadas en sus contenidos", elogió Fernández.

"Algunas son más zorrotzas (incisivas), otras más absurdas". Son ramonadas, como las define el propio autor, que aseguró que "pintar supone algo mucho más serio". Junto a las ilustraciones figuran juegos de palabras y citas de Marx -tanto Karl como Groucho, pero sin identificar cuál de los dos-, aforismos de cosecha propia como "el vacío está lleno de escultores vascos" o la que atribuye a Edmund Hillary, el primer explorador que consiguió el Everest: "Hasta aquí hemos llegado".

También hay apuntes de su estancia en Egipto, que coincidió con el estallido de la Revolución. En sus acuarelas se asoma el Ministerio de Interior en llamas o ciudadanos encerrados en las urnas de cristal de un museo. Del libro se han editado 600 ejemplares, a 30 euros, el mismo precio que las camisetas que han adoptado alguno de los motivos del libro. Como el paisaje de la bahía de la Concha subtitulado con un provocador Recuerdo de Bilbao. "Un charcutero de la Brecha me dijo muy serio: Con eso no se juega", rió con ganas Zuriarrain.