TEXTO MARYA LARUMBE
¿qué es mejor para nuestra piel, el invierno o el verano? En muchas ocasiones, damos por hecho que el sol y sus rayos son los mayores enemigos del órgano más grande de nuestro cuerpo. Lo cuidamos hidratándolo hasta la saciedad en verano y solemos olvidarnos de él en los meses de abrigo. Pero no nos damos cuenta de que el frío, amargo protagonista para muchos de la estación fría, también favorece la sequedad de la piel. ¿Por qué? Porque la mayoría de las personas alternamos entre un ambiente controlado, con la calefacción a pleno rendimiento, con períodos no controlados, cortos, cuando salimos a la calle y el aire nos da de lleno. El constante cambio de temperatura provoca esa incómoda sequedad en la piel e incluso, puede conllevar a enfermedades dermatológicas muy molestas como la xerosis, una enfermedad que se produce como resultado de una disfunción de la capa córnea, de la disminución de lípidos (grasas) en las células y de la capacidad de absorber agua. Esto provoca resequedad en la capa córnea, lo que implica una pérdida de flexibilidad y hace que se formen molestas grietas. Esta enfermedad cutánea causa un doble problema porque por un lado produce un efecto visual y táctil desagradable y, por el otro, además, produce picores.
Extrema sequedad La piel, en este caso, está muy seca, con prurito, descamada y enrojecida. También puede presentar cuarteos o grietas. Las zonas más afectadas suelen ser los brazos y las piernas aunque también se presenta en los globos oculares y en las membranas mucosas, que cumplen la misma función que la piel pero no hacia el exterior sino para el interior de nuestro cuerpo.
La piel en esta temporada sufre de deshidratación debido a que el frío baja la humedad relativa del aire y esto llega a secar considerablemente la piel. El contraste entre el frío de la calle y el calor producido por las calefacciones es otro agente agresivo que es necesario evitar. Asimismo, puede ser resultado de otras influencias externas como el clima, los cambios estacionales, una limpieza con jabones agresivos o tratamientos contra el acné. Mantener la piel hidratada es especialmente importante, sobre todo, cuando hace frío. Una hidratación desde dentro, es decir, beber mucha agua. Ahora, hay que evitar la exposición excesiva al agua porque agrava el problema. Tomar duchas en lugar de baños, por ejemplo, y mantener el agua del baño relativamente fría, aunque sea un poco "doloroso" nada más entrar. Mirémosle el lado positivo: es muy bueno para la piel y también nos puede ayudar a empezar el día con más energía.
Además esta enfermedad puede predisponer a otros problemas cutáneos. En el caso de aquellos que padecen problemas circulatorios, éstos pueden agravarse cuando el termómetro desciende. Pero no son los únicos, existen otros factores relacionados con la xerosis como una mala nutrición (o desnutrición), diabetes, sida, el envejecimiento o los problemas en la tiroides.
Si bien es cierto que la xerosis es una muy común, debe ser atendida y prevenida porque puede derivar en complicaciones serias de la piel. Afecta principalmente a las mujeres y a las pieles claras, por encima de las morenas. Y, en especial, a la gente mayor.
Prevención y tratamiento Para poder tratarla hay que saber, de antemano, qué se considera tener una piel seca. Si tienes una fiel fina, de apariencia rígida y tirante, áspera, propensa a pelarse y a descamarse. Si tiene una apariencia vieja y apagada, opaca o mate con poros pequeños apenas visibles. Si presenta un envejecimiento prematuro o si bien, resiste mal a los cambios climáticos. Tienes una piel seca. En todos los casos, se trata de un desequilibrio que no se debe tratar aplicando sustancias que repongan esta falta de grasa, sino que los expertos recomiendan "enseñar" a la piel a volver a su propio camino.
En algunos casos, la xerosis está ya arraigada en la piel y hay que acudir al dermatólogo en búsqueda de un tratamiento idóneo. Hay tres clases típicas: los queratolíticos, las sustancias higroscópicas y las sustancias oclusivas. Los queratolíticos son aquellos medicamentos que ayudan a normalizar la queratinización de la piel, y a acabar con los problemas de descamación que se presentan como consecuencia de la xerosis. También controlan el pH de la superficie de la piel. En otro lugar se encuentran las sustancias higroscópicas, aquellas que son capaces de retener un gran número de moléculas de agua, por lo que ayudan a aumentar el contenido hídrico de la piel. Y en tercer lugar, las sustancias oclusivas, quienes se encargan de formar una capa sobre la superficie cutánea, disminuyendo así la pérdida de agua producida por el sudor.
¿Cómo prevenirla? Es más fácil de lo que parece. Basta con seguir una serie de hábitos tan simples como el uso diario de cremas hidratantes, evitar la exposición excesiva al sol, abrigarse correctamente en invierno, limitar las duchas, los baños y cualquier actividad que implique el contacto con agua y con jabones y evitar los que tienen pH ácido. Así, tanto en invierno como en verano mantenemos una piel cuidada alejada de las agresiones y de posibles problemas dermatológicos.
la piel está muy seca, con prurito, descamada y enrojecida. también puede presentar cuarteos o grietas. entre las zonas más afectadas destacan los brazos y las piernas
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El 70% del polvo que se acumula en casa es piel humana.
La piel se desprende en forma de escamas de nuestro cuerpo. Un proceso que tiene lugar cada 3 o 4 semanas, que nuestra piel se renueva.