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"Me he convertido en sinónimo de riesgo"

Después de una intensa semana, la séptima edición de la Muestra Internacional MID_E termina mañana. Hoy contará con la presencia de Michel Mallard (México, 1968) un fotógrafo y director creativo afincado en París que hablará del "mal comportamiento" en el arte y la moda

"Me he convertido en sinónimo de riesgo"Foto: cedida

donostia. Es difícil describir a qué se dedica, ¿cómo se define usted y de qué hablará hoy en Arteleku?

Soy director de creación, fotógrafo.... Desde hace quince años dirijo revistas en París, hago libros, publicidad... Me gusta transgredir los géneros y experimentar. El título de la conferencia es Misbehavin, que hace referencia al mal comportamiento. Cuando a uno le piden que haga ciertas cosas en las revistas nosotros hacemos otras. Voy a mostrar varios ejemplos de proyectos locos y singulares, si bien es verdad que la gente no quiere asumir riesgos porque les pagan por estar en consonancia con lo que el cliente quiere. Hemos hecho cosas divertidas en medios que lo permiten y porque la innovación es interesante para ellos.

¿Cuáles son las consecuencias de tomar esos riesgos?

Pues que el trabajo se termina. Uno cree que puede cambiar el mundo pero finalmente se da cuenta de que siempre se pierde la batalla o que te han comido o que te han copiado. Uno cree que está innovando y eso mismo te traga. Es muy triste porque crees estar haciendo cosas interesantes y finalmente te das cuenta de que estás alimentando el sistema. Como los de Benetton que durante mucho tiempo hicieron cosas muy controvertidas y después se volvieron normales. Se trata de perpetuar el cambio para diferenciarse.

Sin embargo, algunos de estos trabajos los ha llevado a cabo...

Sí se han podido llevar a cabo pero no duran. En lugar de que las cosas estén en perpetuo cambio los clientes quieren que cuando se llegue al punto en el que producto se vende el movimiento se detenga. Es paradójico porque la moda es algo innovador pero al mismo tiempo muy tradicional. Para una revista joven hace diez años se me ocurrió crear un número en japonés y lo hicimos al revés. La portada estaba en la contraportada... Eso significó hablar con Louis Vuitton, Chanel, Cacharel... para decirles que su página no iba a estar en la izquierda y no en la derecha. Nadie lo entendía. Salió y hoy es un número de coleccionista pero en su día hasta los kioskeros creían que fue una equivocación.

¿Y cómo se lo toma el público?

Más que hacer un trabajo monótono me interesa innovar y buscar. Intentaré enseñar que se pueden hacer cosas más allá de lo convenido. Cuando hago estas presentaciones en Japón o en México creen que Francia es un paraíso porque todo se puede hacer pero he tenido que pelearme durante horas y días para hacerlo. Es más fácil en determinadas publicaciones pero a mí me interesa hacerlo en las de gran difusión y proponer al lector otras opciones. Cuando abres Elle o MarieClaire son muy conservadoras, ya sabes lo que vas a ver, no hay sorpresas. Yo prefiero hacer cosas, a mi juicio, interesantes.

¿Cree que éste es un mundo frívolo?

Nadie está contento. Para la gente de la calle somos demasiado artísticos y para los artistas demasiado frívolos. Es una posición particular pero al mismo tiempo me conviene porque nunca me he sentido cómodo en una sola posición.

¿Afecta la crisis?

Definitivamente. La gente no quiere tomar riesgos, quieren hacer cosas seguras y, sobre todo, quieren nombres conocidos. Hoy en día los fotógrafos más conocidos son una quincena y se reparten todos los trabajos del mundo. Aunque también es verdad que cierta gente es sinónimo de calidad. Antes del 11 de septiembre todo esto era fantástico y fácil . Los jóvenes que descubríamos hacían cosas interesantes al año que viene y poco a poco todo se ha ido cerrando por falta de riesgo. Yo me he convertido en sinónimo de riesgo y eso ha dañado mi carrera a la hora de hacer cosas más comerciales.