Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México han encontrado en Chichén Itzá un marcador de piedra de Juego de Pelota maya en forma circular que contiene un jeroglífico rodeando a dos personajes ataviados como jugadores de pelota. La importancia de este hallazgo reside principalmente en que conserva su texto glífico completo.

“En este sitio maya es raro encontrar escritura jeroglífica y menos un texto completo; desde hace más de 11 años que no ocurría”, afirma Francisco Pérez Ruiz, uno de los arqueólogos coordinador de las excavaciones en el citado complejo de ruinas mayas.

El hallazgo se realizó en la zona conocida como Tinum Yuc por parte de la arqueóloga Lizbeth Beatriz Mendicuti Pérez, dentro del conjunto arquitectónico Casa Colorada. El monumento en cuestión debió funcionar como marcador de algún evento importante relacionado con el Juego de Pelota de Casa Colorada.

Casi mil años de antigüedad

Se trata de una pieza redonda de origen sedimentario de 32,5 centímetros de diámetro, 9,5 centímetros de grosor y 40 kilos de peso, que los especialistas ubican en el periodo Clásico Terminal o Posclásico Temprano, entre finales de los años 800 y principios de 900 después de Cristo.

La banda glífica, presente en la cara frontal, mide aproximadamente seis centímetros de ancho, la cual rodea un registro interior iconográfico de 20 centímetros de diámetro. Junto a ella hay dos personajes de pie frente a una pelota.

“El personaje a la izquierda porta un tocado de plumas y una banda que presenta un elemento en forma de flor, probablemente un lirio acuático. A la altura del rostro se distingue una voluta, la cual puede interpretarse como aliento o voz. El contrincante porta un tocado reconocido como ‘turbante de serpiente’, cuya representación se observa en múltiples ocasiones en Chichén Itzá. El individuo usa protectores de juego de pelota. La banda epigráfica se compone de 18 cartuchos con una fecha que apunta al año 894 d.C.”, explica Pérez Ruiz.

Tras el hallazgo comienza un proceso de estudio y conservación que ha comenzado por la desalinización de la pieza. Asimismo, se ha realizado un proceso de fotogrametría para lograr imágenes en alta resolución de los detalles de la iconografía y el texto glífico, para luego ser analizados en detalle.