“Senza rivali, le Roi du chant”. Sin rival, el Rey del canto. Así tallaron para la posteridad sobre la piedra de la memoria de la Ópera, a Julián Gayarre, un tenor excelso. Gayarre nació en Roncal en 1844 y conquistó el mundo.
Reinó en la Scala de Milán, donde le concedieron el trono del bel canto. Gayarre sublimó La Favorita, su interpretación predilecta, en los teatros más icónicos de Europa.
En la Vuelta, el monarca es Jonas Vingegaard, que en Larra Belagua se vistió de líder tras asistir a la segunda victoria de Jay Vine en su carrera predilecta. La favorita.
El australiano, el hombre que vino del rodillo, que logró un pasaporte para el profesionalismo tras imponerse en un aplicación que premiaba al campeón con un contrato en el Alpecin, demostró su capacidad física y su puntería. De lo virtual a lo real. Desde entonces suma cuatro victorias de etapa en la Vuelta.
En Larra Belagua cantó su segundo laurel con los dedos de la mano. Mostró dos dedos y la sonrisa abierta. V de victoria. Se encumbró en la cima navarra, donde Vingegaard dominó la escena y aplacó a Joao Almeida, que quiso agrietar al danés. No le alteró lo más mínimo.
Vingegaard recuperó el liderato tras el préstamo a Torstein Træen. El noruego peleó cada pulgada de la ascensión con dignidad y orgullo, pero se impuso el peso abrumador de la realidad y los límites, siempre opresores.
Vingegaard, líder
Los libros de autoayuda y los mensajes optimistas de las tazas de desayuno sirven para decorar la imaginación, pero difícilmente combaten a un ciclista como el danés. Sólido, sin poros, gobierna Vingegaard la Vuelta.
El danés tiene una renta de 26 segundos sobre Træen, que es un secundario, y 38 respecto a Almeida, el único que trató de arañar a Vingegaard, muy cómodo sobre el perfil de Larra Belagua, donde los favoritos llegaron juntos, en el mismo plano, entre el jolgorio de la afición, asomada al teatro de los sueños.
Ese camino lo recorrió el amor del joven Gayarre por la música. Su encuentro se produjo después de que su padre le mandara de su pueblo natal a Iruñea. Estaba empleado en una pequeña tienda. Por la calle desfilaba una banda de música.
Atrapado por la magia de la música, Gayarre dejó de atender el establecimiento y salió para seguir a su amor, la música. Le despidieron por ese rapto de belleza. Regresó al calor del hogar.
Más tarde fue empleado en un forja en Lumbier, en la que cantaba mientras trabajaba. A partir de ahí nació el mito de Gayarre, un canto para siempre. Famoso, convertido en estrella, Gayarre, que amaba su pueblo donde, financió la construcción de las escuelas y del frontón. También regaló al médico local un completo maletín médico con el instrumental quirúrgico de última generación necesario para un médico rural.
El eco de su voz perdura en la memoria colectiva de los Pirineos. También el de las miles de personas que clamaron contra el genocidio que perpetra el Estado de Israel contra Palestina. Las banderas de Palestina festonearon el recorrido.
En esos parajes de Nafarroa, al encuentro de Larra Belagua, se asentó la carrera en medio de la guerra abierta entre Juan Ayuso y el UAE, rota su relación. El alicantino abandonará la formación a finales de año entre portazos y exclamaciones. Una fractura total.
Vuelta a España
Décima etapa
1. Jay Vine (UAE) 3h56:24
2. Jaime Castrillo (Movistar) a 35’’
3. Javier Romo (UAE) a 1:04
4. Archie Ryan (Education First) a 1:05
5. Tom Pidcock (Q 36.5) m.t.
6. Giulio Ciccone (Lidl) m.t.
7. Jai Hindley (Red Bull) m.t.
41. Markel Beloki (Education First) a 6:12
63. Mikel Landa (Soudal) a 8:58
105. Xabier Mikel Azparren (Q 36.5) a 14:41
General
1. Jonas Vingegaard (Visma) 37h33:52
2. Torstein Træen (Bahrain) a 26’’
3. Joao Almeida (UAE) a 38’’
4. Tom Pidcock (Q 36.5) a 58’’
5. Felix Gall (Decathlon) a 2:03
6. Giulio Ciccone (Lidl) a 2:05
7. Matteo Jorgenson (Visma) a 2:12
26. Mikel Landa (Soudal) a 16:39
34. Markel Beloki (Education First) a 28:23
157. Xabier Mikel Azparren (Q 36.5) a 1h45:38
Atrincherados ambos bandos, se cruzaron comunicados la víspera y la denuncia del ciclista en Senda Viva, donde el único rey era Miguel Indurain, el día después. “No entiendo por qué el UAE hizo el comunicado sin avisar. Quieren dañar mi imagen. He sufrido una falta de respeto tras otra por parte de la dirección del equipo. Ha sido una dictadura".
Ese fue el canto guerrero de Ayuso antes de emprender la marcha hacia el punto de fuga de Larra Belagua. El puerto es la cara oculta de La Pierre de Saint Martin. Allí, cada 13 de julio, los vecinos de Baretous y del Roncal se funden en la tradición el collado de Ernaz. Los primeros entregan a los segundos tres vacas saludables de dos años.
Es el tratado más antiguo de Europa. Lo preside el alcalde de Isaba, que sobre la piedra que sirve de altar en la naturaleza dice Pax avant, pax avant, pax avant.
Al ceremonial se le conoce como El Tributo de las Tres Vacas. Sería necesario un tributo mucho mayor para que la paz entre Ayuso y el UAE tuviera una oportunidad.
El ambiente cargado se trasladó a un arranque eléctrico, donde tronaron muchos hasta que escampó una fuga numerosa que fijó las coordenadas de una jornada que buscaba la huella de Evenepoel, que en 2023 alzó el telón en Larra Belagua para dar el do de pecho.
La carrera se entregó a la enorme belleza de un puerto fotogénico y cruel, un paisaje. Una danza de los siete velos que logra distraer la atención para caer, irremediablemente, en la tentación.
Éxito de la fuga
En el valle, sobresalía Larra Belagua, (9,4 kilómetros al 6,5% de desnivel medio) era un dragón dormido, sereno en un paisaje bucólico, de otro época, que abre las fauces y escupe fuego. Suspendido en el tiempo, arropado por los árboles formidables y estupendos que bordan una carretera de montaña. Tiene piel de serpiente. Brillante. Hipnótica.
Segaert tomó la iniciativa entre los fugados, donde respiraban Xabier Mikel Azparren, Jay Vine, Castrillo y Romo, entre otros, para encaramarse a la montaña, más dura al comienzo, relajada en su desembocadura.
Castrillo, vencedor de dos etapas en la pasada Vuelta, recuperó lo mejor de su repertorio y lanzó su apuesta a cabezazos, pero no pudo embestir otra victoria. Le apaciguó la furia Jay Vine, el hombre que vino del rodillo, implacable como en Pal, danzando hacia su segundo laurel de la Vuelta.
Træen, que dispuso a los suyos a pastorear la aproximación, inició su calvario cuando entró en combustión Ayuso, dinamitero en la boca del puerto. El líder era un lamento.
El sacrificio del alicantino aisló a Træen y concentró a Almeida, Vingegaard, Ciccone, Pidcock, Hindley, Jorgenson y Pellizzari, entre otros. El portugués trató de quemar al danés, que le apagó de un soplido, en dos zancadas.
Jorgenson tomó el mando para guiar el grupo de los mejores hasta la cumbre. Al líder, deshilachado, se le cayó la montaña encima. La poesía malvive en la pensión de la imaginación. Se impuso la prosa. Træen dejó de soñar. Sin rivales, Vingegaard es el rey.