A Juan Ayuso le miró un tuerto en el Giro, que le ha echado el mal de ojo en su estreno. Se presentó el alicantino con la intención de posar de rosa en Roma e inscribir su nombre en el trofeo Senza fine, pero el final le llegó antes. No estará en la Ciudad Eterna Ayuso.
Abandonó el alicantino con el ojo derecho cerrado, medio rostro hinchado y desfigurado, después de que una avispa le picara camino de Bormio. El día que Del Toro hacía una reverencia para saludar su obra maestra, de rosa, Ayuso alcanzaba la meta exhausto, el cuerpo derruido por dentro, vacío, y el ojo derecho tapiado por la picadura de una avispa.
“Ayer, no sé si una avispa o un abejorro se me metió dentro del casco y me picó. No puedo ver nada por el ojo derecho. El equipo me dijo que no saliera, pero he querido por lo menos probar en los primeros kilómetros para ayudar al equipo", dijo Ayuso antes de partir.
Negro sobre negro. Ayuso, que quiso ondear la bandera pirata en la carrera italiana, a la que aspiraba en la salida de Tirana, tuvo que arriar su orgullo en un Giro que no le ha querido, despechado con el alicantino. Nada de Amore infinito.
El Giro de Ayuso se torció en los caminos de tierra de la Toscana. Polvo eres y en polvo te convertirás. Se dañó en el sterrato en una caída que le laceró la rodilla derecha. Finalizada la etapa le tuvieron que dar varios puntos de sutura en la articulación. Después le quedó el sufrimiento y el calvario.
El calvario de Ayuso
A medida que la carrera italiana crecía en exigencia, Ayuso se hundía cada vez más, víctima de la rodilla, que no le dejaba rendir. Fue acumulando el alicantino malas noticias. Crónica de un abandono anunciado.
Quebrado en Santa Barbara en la primera jornada de alta montaña, penitente en San Valentino, donde no encontró ni ternura, en Bormio, un día después, la malaventura le zarandeó del todo. Una avispa le picó en el ojo derecho. Le dejó a ciegas de un costado. Ayuso, sufriente, perdió 35 minutos.
Con la cara hinchada por la picadura del insecto, el alicantino partió en la jornada valle, antes de la traca final en las grandes montañas, a pesar de que su equipo le recomendara que no comenzara la jornada, Ayuso apenas podía entreabrir el ojo derecho. Un peligro para él, pero también para el pelotón.
El alicantino corría a ciegas. Sin visión periférica por el perfil derecho ni ángulo muerto, y la bilis acumulada de los días malos, más numerosos que los buenos, Ayuso se refugió en el coche de equipo para encontrar algo de alivio en un Giro despiadado con él. Dos días después de la retirada de Roglic, Ayuso dejó la carrera.
Calma entre los favoritos
Se recostó el Giro al sol, los favoritos estirando las piernas tras la tunda de los días que fueron y los que serán, en Cesano Maderno, un invento de la política y la Liga Norte, que ya no es lo que era.
En la ciudad lombarda sobresale el Palazzo Borromeo Arese, que engasta con la dinastía de los Borromeo, una de las grandes familias aristocráticas de Italia. Santificado por eso de la Iglesia y el poder, San Carlos Borromeo fue cardenal y arzobispo de Milán en el siglo XVI.
Eran originarios de San Miniato en Toscana, donde tomaron el nombre de Buon Romei, como llamaban a todos los que venían de la ciudad, aunque no eran peregrinos.
Su influencia creció de tal manera en Milán y en las comarcas vecinas al Lago Maggiore que ese territorio recibió el nombre de Estado Borromeo. El Giro es terreno de Nico Denz, tres veces vencedor de etapa en la Corsa rosa, el sitio de su recreo.
Giro de Italia
Decimoctava etapa
1. Nico Denz (Red Bull) 3h12:07
2. Mirco Maestri (Polti) a 1:01
3. Edward Planckaert (Alpecin) m.t.
4. Filippo Margli (Bardiani) m.t.
22. Jon Barrenetxea (Movistar) a 3:40
47. Igor Arrieta (UAE) a 13:51
140. Pello Bilbao (Bahrain) m.t.
135. Jonathan Lastra (Cofidis) m.t.
147. Xabier Mikel Azparren (Q 36.5) m.t.
154. Jonathan Castroviejo (Ineos) m.t.
General
1. Isaac del Toro (UAE) 68h56:32
2. Richard Carapaz (Education F.) a 41’’
3. Simon Yates (Visma) a 51’’
4. Derek Gee (Israel) a 1:57
5. Damiano Caruso (Bahrain) a 3:06
35. Igor Arrieta (UAE) a 1h25:41
38. Pello Bilbao (Bahrain) a 1h27:55
55. Jonathan Lastra (Cofidis) a 1h47:42
65. Jonathan Castroviejo (Ineos) a 2h03:28
90. Jon Barrenetxea (Movistar) a 2h52:51
126. Xabier Mikel Azparren (Q 36.5) a 3h56:06
Excepcional Nico Denz
No pertenece Denz a las dinastías acaudalas y por eso saboreó la gloria con la emoción a borbotones cuando se abrazó a uno de lo auxiliares de su equipo.
“Es mi victoria más emocionante. Estuvimos dos meses en altitud junto a Primoz, hemos estado tres meses fuera de casa, lejos de mi familia. Perdimos un sueño perdiendo a Roglic. Fue un golpe muy duro para todos", argumentó el alemán.
"Pero después nos hemos motivado. Cuando Primoz dejó el Giro miré el Garibaldi, el recorrido, y solo era posible intentarlo este día. Tenía libertad y he seguido mi instinto. Me lo he jugado a una carta. Ganar aquí hoy, el Día del Padre, es para papá. Es muy especial”, certificó Denz.
Nada mejor que las victorias de los vencidos, por poéticas y justas. Denz, gregario de oficio, sobresalió entre los fugados y agarró el triunfo en solitario. La pose ideal para un póster. Su logro sirvió para aliviar la marcha de Roglic días atrás. Lo suyo es el esfuerzo y el tajo, el trabajo y la entrega por los demás.
Denz debía cuidar al esloveno en el llano, pero sin él encontró el lugar para sobresalir en una escapada repleta de grandes nombres. El de Pedersen y el de Van Aert eran los más elocuentes. Jon Barrenetxea también estuvo en ese juego.
Denz, rodador poderoso, se desató cuando la fuga comenzó a fragmentarse al oler las flores de meta. El alemán mostró toda su potencia en un final trepidante que le coronó tras una exhibición de fuerza bruta. Halterofilia en bicicleta.
Fue una bestia desatada Denz, un trueno, salvaje su aparición en el tramo decisivo. Un Sansón que removió los cimientos del Giro. Acoso y derribo. Demoledor.
Se abrió paso una fiera, al que le palpitaba la emoción. Una estampida brutal. El animal hambriento que los devoró a todos. La bestia tras la avispa.