Juan Ayuso ha echado pie a tierra. Dijo basta el alicantino, dolorido y fuera de carrera desde que se cayera camino de Siena, donde se dañó la rodilla derecha, que necesitó varios puntos de sutura.

A partir de entonces, el rendimiento de Ayuso fue perdiendo impacto en un Giro, que se ha endurecido en la última semana con la aparición de la alta montaña.

La víspera, en Bormio, entró con una pérdida de tiempo de 35 minutos, fuera de combate. Le picó una avispa en el ojo derecho y se mostró con el rostro visiblemente hinchado en la salida. No veía por ese ojo.

Ayuso ha iniciado la 18ª etapa pero en cuanto han asomado algunas dificultades montañosas, ha decidido dar por concluido su calvario en el presente Giro.

También padeció horrores el martes en la llegada a San Valentino después de descolgarse en Santa Barbara.

Ayuso comenzó la carrera como uno de los grandes favoritos de la prueba, pero después de lastimarse en el sterrato, el alicantino, cada vez más laminado el físico, ha dejado el Giro.