La pandemia del coronavirus tuvo efectos indiscutiblemente negativos. Sin embargo, también hubo quien aprovechó la complicada coyuntura para promover iniciativas de lo más interesantes. En 2020, los estrictos confinamientos convirtieron a la bicicleta estática (o al conocido rodillo) en el deporte de moda. Y a los rectores del Alpecin se les encendió la bombilla. Mediante un acuerdo con la marca Zwift, especializada en ciclismo indoor, comenzaron a promover un torneo anual cuyo ganador obtenía y obtiene premio gordo: un contrato como profesional en el equipo filial del propio Alpecin. Jay Vine, ahora en el potente UAE, fue el primer vencedor de un certamen cuya tercera edición, la de 2022, se llevó Luca Vergallito.

Ambos coinciden en el pelotón de la presente Itzulia, pero Vine ya tiene sus tablas y para Vergallito, en cambio, todo es nuevo y maravilloso. “Estoy en el País Vasco disputando una carrera del World Tour. Si hace dos años alguien me lo hubiese insinuado, seguro que no le habría creído”, reflexiona este espigado escalador (1,90 metros) sobre su tercera participación del año en la máxima categoría ciclista: Down Under, París-Niza... y ahora Euskal Herria. El corredor milanés ganó el campeonato de rodillo hace dos años, rindió a las mil maravillas con el filial del Alpecin en 2023 (cinco victorias), y se ganó así el acceso a la primera plantilla de cara al actual 2024: “Para mí estar aquí ya significa un éxito, pero tampoco es cuestión de detenerse. Quiero dar continuidad a mi trayectoria y a mi progresión”, reflexiona antes de iniciar la tercera etapa vasca.

Una referencia

La búsqueda de esa mejoría por parte de Vergallito tiene en el citado Jay Vine al ejemplo perfecto. “Es motivante repasar todo lo que está haciendo y logrando. Se trata de otro ganador de la Zwift Academy y supone ya toda una referencia en el pelotón. Ha demostrado que también se puede alcanzar el primer nivel sin seguir el camino más habitual”. Luca, eso sí, no quiere atreverse a asegurar que las diferencias entre el rodillo y el ciclismo real resultan escasas. “Se dan similitudes entre ambas disciplinas. Bajo techo o en la carretera, tienes que desarrollar potencia para ir lo más rápido posible. Pero, al mismo tiempo, creo que existen grandes diferencias. El ciclismo indoor es menos complejo, mientras sobre el asfalto debes preocuparte de muchas más cosas: ahí no solo entra en juego la potencia, también la técnica sobre la bici y la táctica, la lectura de carrera. Lo bueno de mi situación es que ya he demostrado que muevo muchos vatios, y que ahora dispongo de pruebas y calendario para ir adquiriendo experiencia en otros aspectos”.

La Itzulia no supone, en cualquier caso, el mejor escenario para acreditar pasos adelante, según reconoce un Vergallito muy realista. “¿Más dureza? Quita, quita. Ya sé que esta carrera ha tenido en los últimos años recorridos más exigentes. Pero, por mucho que sea escalador, a mí ya me vale con el trazado de esta edición. El nivel es altísimo y las etapas de miércoles, jueves y viernes pueden servir para dejarme ver. A partir de todo ello, si hablamos de objetivos en forma de resultado, he visto en anteriores carreras que, estando en buena forma y corriendo bien, puedo optar a algún top-20. Si consigo un par de puestos así, habré hecho una buena Itzulia. Repito que para mí ya es un éxito estar aquí”.

Insiste Luca en la importancia de su mera participación porque, afirma, en su día llegó a tirar la toalla, renunciando ya al ansiado salto a profesionales. “Me quedé sin equipo cuando acabó mi trayectoria como sub-23, pero seguí entrenando duro (ganó varias pruebas cicloturistas en Italia). Veía que mis números iban siempre a más y tenía la esperanza de que algún equipo se fijara en mí. Después, transcurridos dos años, vi ya que iba a resultar imposible, así que me centré en los estudios (Ciencias y Técnicas del Deporte) y en el trabajo. Sin embargo, cuando a finales de verano de 2022 supe del campeonato de Zwift, me dije que por qué no intentarlo. Era la intentona con menores opciones de éxito... Y mira”. Vergallito superó entonces a otros 160.000 participantes. Ahora pelea en la Itzulia con los mejores ciclistas del mundo.