El kazajo Alexey Lutsenko (Astana) se impuso ayer en solitario en el 78 Circuito de Getxo-Memorial Hermanos Otxoa, un recorrido de 193,3 kilómetros con seis subidas puntuables, dos de ellas a Pike, la pared con rampas de hasta el 20% de desnivel que marcó la primera etapa del último Tour de Francia y el sitio donde dio el ataque definitivo el vencedor de ayer.

El campeón de Kazajistán ganó la clásica vizcaina tras superar sus propios errores, el principal una equivocación de carretera a 12 km de meta que casi provocó que le cazasen, pero rematando bien, con poderío y determinación, una fuga de siete unidades en la que dos compañeros, el campeón italiano Simone Velasco y Yevyeniy Fedorov, trabajaron para él.

Tras Lutsenko, que terminó en cuatro horas, 19 minutos y 10 segundos, cruzaron la línea de meta para completar podio el francés Tony Gallopin (Lidl-Trek), a 24 segundos, y Velasco, a 32. A 35 segundos llegó el también italiano Matteo Trentin (UAE), cuarto; a 49 el letón Tom Stujins (Lidl-Trek), quinto; y a 56 el catalán Eduard Prades (Caja Rural), sexto. Todos ellos componentes de la escapada de siete que se formó en la primera mitad del recorrido y que completaba el kazajo Yevyeniy Fedorov, que fue quien más trabajó en la fuga en favor de su jefe de filas y a la postre ganador.

En los primeros kilómetros se cayó el vencedor del año pasado, el prometedor Juan Ayuso, pero continuó en carrera durante dos horas hasta que, ya sin opciones de victoria, optó por abandonar. Lo que hace pensar que la caída no tuvo demasiadas consecuencias para el corredor barcelonés. Es la segunda caída del prometedor del UAE tras la que le costó el pasado martes la victoria en la clásica de Ordizia y el segundo contratiempo serio que le puede afectar e su preparación para la Vuelta a España, en la que se subió al podio final en 2022 como tercer clasificado sin haber cumplido aún 20 años. También se vio implicado en una caída Iván Ramiro Sosa (Movistar).

Poderío de Astana

Aunque Pike es la subida estrella de la carrera, la decisión final en los últimos años, tras cambiar la meta y perfil de una carrera siempre proclive a los sprinters, la suele tener el muro de Arkotxa, donde está colocada la pancarta de llegada. La también conocida como cuesta de Txomintxu es una pared de 800 metros con tramos de hasta el 14 por ciento.

La carrera generó fugas en las que se filtraban los ciclistas más destacados del pelotón. Ciclistas con buen golpe de pedal tras el Tour y la Clásica San Sebastián como el ormaiztegiarra Ion Izagirre (Cofidis), ganador de una etapa en el Tour y muy activo durante toda la prueba, Matteo Trentin (UAE), Alesey Lutsenko (Astana) o Aleksandr Vlasov (Bora), que se metieron en un grupo de una docena de unidades.

Más éxito tuvo la siguiente fuga, de siete. Un golpe maestro del Astana en favor de Lutsenko, que atacó en la segunda subida a Pike, a 16,3 km de meta. Parecía que ya tenía la victoria hecha el kazajo, pero se equivocó en un cruce y casi hasta llegaron a cazarle sus perseguidores. Pero ese grupo no se puso de acuerdo y ya no vio más a Lutsenko, que aceleró de nuevo y ganó la carrera con autoridad, por delante de sus compañeros de fuga y con Ion Izagirre como primero de los corredores que no tuvieron opciones de victoria séptimo a 3.29.