Se ha acabado la Itzulia y se ha demostrado lo que todos intuíamos desde el principio: Jonas Vingegaard era el corredor más fuerte de la carrera. Para cerrar su domino ha completado una exhibición camino de Eibar. Lo ha dejado muy claro el último día de carrera, aunque con anterioridad ya se veía que iba muy fuerte. En Eibar ha ganado en solitario y vestido de amarillo. Eso lo dice todo. Es un gran ciclista, uno de los mejores del mundo. Por algo ha ganado el Tour de Francia. En la última etapa ha controlado la carrera y después ha sido capaz de atacar en Izua, irse solo, sacar tiempo bajando y llegar a meta con total comodidad. Por otra parte, ha sido muy bonito poder ver en el podio a los corredores de casa, tanto Mikel Landa como Ion Izagirre. Los dos han hecho una gran carrera. Esto también habla muy bien del nivel del ciclismo vasco y tenemos que estar orgullosos por ello. La etapa en sí ha sido muy bonita pero, desde dentro, muy dura. Nos ha tocado sufrir mucho. Nosotros también tenemos que estar contentos con la Itzulia, con la fuga de Txomin Juaristi y los puestos de Gotzon Martín o Carlos Canal. En los últimos días el protagonismo del equipo ha recaído más en mí. La verdad es que lo he dado todo y he acabado muy cansado, pero con un gran sabor de boca. Me voy contento y con ganas de más. El papel del equipo también ha sido bueno. Hemos sido protagonistas y hemos luchado, que es lo que nos tocaba. Ese era nuestro objetivo desde que encaramos la Itzulia. Una vez más, destacaría el gran apoyo que hemos recibido por parte de la afición. Para todos nosotros ha sido una gozada y les estamos muy agradecidos. Ver a la marea naranja animando en cada sitio por el que hemos pasado ha sido muy especial para todos nosotros. Ahora toca descansar para encarar otros retos de cara al futuro. Deseo que nos veamos de nuevo en la Itzulia del año que viene. Antes podremos disfrutar del Tour, que sale desde casa. Será una oportunidad única.