Cuando en Laboral Kutxa trataron de imaginar el porvenir observaron que este sería de mujer o difícilmente sería. Ese fue uno de los motivos por el que se alejaron del cortoplacismo de la élite masculina, siempre más notoria, con más altavoz e impacto y, probablemente, más rentable en los asientos contables. Sin embargo, desde la cooperativa de crédito vasca buscaban un mundo más igualitario y mejor a través del apoyo a proyectos deportivos que se alejaban de lo establecido. Optaron por una apuesta a largo plazo: impulsar el deporte femenino e incidir en la transformación de la sociedad. La entidad financiera vasca, que colabora con la Fundación Euskadi desde 2018, pretende “un modelo profesionalizado para el Laboral Kutxa femenino que busca asimismo un incremento de ingresos para todas las corredoras del equipo y aspira a una paulatina equiparación con el conjunto masculino”. Bajo ese precepto, el equipo contará con un presupuesto de al menos 1,8 millones de euros en 2024. Esa es la cantidad anual que garantizará Laboral Kutxa, que renovó el acuerdo de patrocinio con la Fundación Euskadi hasta 2029. “El reto es crecer y ser cada día mejores”, subraya Aitor Galdos, mánager general de la formación. “El objetivo es estar en el WorldTour femenino en 2024”, incide.

Yurani Blanco, una de las grandes bazas del equipo.

El presupuesto medio de un equipo del Women’s WorldTour, la cúspide del ciclismo femenino, se sitúa sobre 1,5 millones. “El ciclismo femenino está subiendo y los presupuestos están creciendo, pero la inversión de Laboral Kutxa supone poder competir con garantías, holgadamente”, refleja el mánager general. Con esa ambiciosa meta en el horizonte, la estructura vasca anunció recientemente la incorporación de Eider Merino para dar mayor empuje al equipo. La ciclista recala en el Laboral Kutxa después de dos cursos convulsos, lejos de su mejor versión. “Después de dos años en los que las cosas no me han salido deportivamente, necesito volver a sentirme yo, tener más confianza, estar feliz y reencontrarme, tener un calendario, motivación... Y qué mejor lugar que en casa”, apunta Eider Merino.

La llegada de la ciclista de Balmaseda es una señal inequívoca sobre las intenciones de crecimiento de la estructura, que tiene asegurado el futuro financiero hasta 2029. “Eso nos da mucha tranquilidad a la hora de poder planificar y trabajar con paciencia siguiendo una hoja de ruta muy clara”, estima Galdos. En ese contexto, Merino será una de las referentes del equipo al igual que Yurani Blanco o Idoia Eraso, campeona de España sub’23 en ruta y en crono. Ambas han sido renovadas. También seguirán en el equipo Idoia Eraso, Tania Calvo, la zarauztarra Usoa Ostoloza, Mireia Arriazu y Ariana Gilabert.

Plantilla muy renovada

“Eider Merino es el presente, al igual que Yurani Blanco. Idoia Eraso es una ciclista de futuro. En cualquier caso, reforzaremos el equipo con varias incorporaciones que mejorarán el equipo. Esperamos subir el nivel”, expone Galdos, que enfatiza que el objetivo del Laboral Kutxa es crecer y para eso “aspiramos a las mejores corredoras vascas, estatales y de otros países que sirvan para dar un salto de calidad”. Merino, Blanco o Eraso no serán las únicas ciclistas llamadas a brillar porque se espera la llegada de nuevas corredoras para potenciar el equipo de cara a la campaña venidera, que contará con una quincena de ciclistas. Más de la mitad de la plantilla será nueva. Si bien en 2024 el Laboral Kutxa quiere hacerse con una licencia del Women’s WorldTour, en 2023 se espera un paso adelante en el rendimiento de las ciclistas y una sensible mejoría en sus condiciones de trabajo, una prioridad.

“En 2024 la profesionalización será completa, pero el año que viene ya se mejorará tanto en lo deportivo, como en lo que atañe a la estructura. Hay que crecer con dignidad. Eso lo tenemos muy claro”, define Galdos, que espera que el equipo eleve sus prestaciones para afrontar un calendario repleto de pruebas exigentes. “La idea es obtener una licencia del Women’s World Tour en 2024 y para eso tenemos que ser un equipo muy competitivo”, desgrana Galdos. En caso de que el Laboral Kutxa acceda a la máxima categoría, tendrá una plaza para pruebas como el Tour, el Giro o la Vuelta, además de estar presente en las grandes clásicas. “Aunque todavía existe una gran diferencia respecto al ciclismo masculino, lo cierto es que el ciclismo femenino está creciendo mucho en los últimos años y, por ejemplo, que el Tour femenino esté organizado por la empresa que pone en marcha la versión masculina constata esta corriente”. En ese hábitat, la escuadra vasca quiere volar. El Laboral Kutxa despliega las alas.