- Los vaivenes que el calendario ciclista está sufriendo durante los últimos días vienen afectando de lleno al territorio guipuzcoano. Los nuevos plazos de la UCI, que impiden organizar pruebas del World Tour antes del 1 de agosto, han obligado a aplazar la Clásica San Sebastián, buscando ahora los organizadores donostiarras un nuevo emplazamiento en fechas estivales. Y el hecho de que la Vuelta a España se tenga que retrasar dos meses ha dejado en el aire diversas circunstancias de su programa. Si la carrera puede finalmente disputarse, pues la crisis sanitaria marcará el paso por encima de cualquier otro factor; sus tres primeras etapas, que deben desarrollarse en tierras holandesas, corren ahora serio peligro. E Irun se convierte así en una opción “real” para el arranque de la competición.

“Estaba todo enfocado a una fiesta de verano en Utrecht. Ahora quedamos pendientes de lo que digan las autoridades holandesas”, precisó Javier Guillén, director de la Vuelta, el miércoles por la noche en la Cadena Ser.“Si en los Países Bajos descartaran albergar el inicio de la carrera”, algo muy probable a tenor de las noticias que llegan desde el norte de Europa, “tendríamos que plantearnos si se sustituyen esas tres etapas o si arrancamos desde Irun. Esta es una opción real”.

La cuarta jornada de la ronda, la primera en suelo estatal, une la localidad bidasoarra con el alto de Arrate, en Eibar, y a día de hoy no tiene fecha fija, aunque apunta al martes 20 de octubre. Sobre el papel, y a la espera de calendarios definitivos, esa primera semana de carrera se solaparía con la tercera y última del Giro, coincidencia que para Guillén supone “una posibilidad cierta”. “No tendría ningún inconveniente en que resultara así. El rompecabezas es complicado y asumimos también que la Vuelta no puede celebrarse enteramente en noviembre”.

Un hipotético arranque en Irun, sin etapas que sustituyeran a las holandesas, recortaría la Vuelta a España. Y, en clave guipuzcoana, implicaría un cambio notable respecto a las previsiones iniciales de albergar únicamente la cuarta jornada de la competición. Cabe destacar que no resulta lo mismo ser punto de arranque de una carrera de tres semanas que acoger una etapa al uso. La ciudad o provincia en la que empiezan Giro, Tour o Vuelta se convierte en epicentro del mundillo durante los cuatro o cinco días previos al pistoletazo, con reconocimientos médicos a los corredores, actos publicitarios y presentaciones. En definitiva, una fiesta que en Utrecht empiezan ya a reservar para 2022, estando comprometido con Burgos el arranque de 2021. Quedaría por conocerse si el coronavirus termina permitiendo cualquier festejo ciclista a lo largo del presente 2020, algo acerca de lo que el propio Guillén alberga sus dudas. “Si no puede disputarse el Tour en septiembre, me da la sensación de que caeremos todos detrás”.