vitoria - El Euskadi Murias llevaba semanas rondando una victoria que se resistía. La ausencia de triunfos, sin embargo, no empañaba una gran temporada, y además la guinda terminó llegando el pasado fin de semana, por partida doble. Jon Aberasturi y Mikel Bizkarra ganaron sendas etapas de la Vuelta a Aragón, logros que analiza el mánager de la escuadra vasca, Jon Odriozola.

Dulce resaca?

-Muy dulce y llevadera.

Los resultados estaban siendo buenos, pero no sé hasta qué punto existía ansiedad por ganar.

-Nuestra exigencia siempre ha sido esa, lograr victorias. Sí que es cierto que si haces una valoración real del proyecto y de cómo has llegado hasta aquí, y ves luego que en una prueba del nivel de Yorkshire, por ejemplo, le peleas el triunfo a todo un Van Avermaet, al equipo le pones un sobresaliente. Ahora, tras vencer en Aragón, ya tenemos la matrícula de honor. Porque la salsa de las carreras está en ganarlas.

¿Le ha sorprendido para bien el rendimiento de sus ciclistas esta temporada?

-Sí, porque nos estamos enfrentando a gente con una capacidad, unos resultados y una historia impresionantes. Para nosotros, haberle disputado una carrera al BMC, haber dominado a un Pauwels que defendía título en Yorkshire o haber superado a todo un Astana supone una realidad que debemos saber valorar. Es como si el Real Unión juega la Champions League y le planta cara al Barcelona. Yo pensaba en poder lograr todo esto en dos o tres años, pero lo hemos conseguido en cinco meses. El trabajo de base que realizamos durante las tres campañas en las que corrimos en la categoría Continental ha servido para que ahora tengamos tanta visibilidad.

Ya me ha hablado dos veces de Yorkshire?

-Nos invitó ASO, la entidad promotora del Tour. Había más gente que en la ronda francesa. La organización era la misma. Y corrían muchos equipos del World Tour, la mayoría con objetivos ambiciosos. Luego vimos a Van Avermaet marcando a rueda a un Euskadi Murias (Eduard Prades) para asegurarse la victoria? Fue surrealista. Ni me lo creía.

¿Qué le dijo Prudhomme, el presidente de ASO?

-Concedo mucha importancia a sus palabras. Me felicitó y me dio las gracias. Os hemos invitado porque confiamos en que este proyecto es bueno. Y así lo habéis demostrado con vuestra capacidad y vuestra actitud. También estaba Thierry Gouvenou, que es quien está más encima de las carreras y de las circunstancias meramente deportivas. Él fue más allá. Me dijo que siempre ha sido un forofo del ciclismo vasco y que quiere que volvamos al Tour. Se han sorprendido con nuestro nivel y nos tienen en cuenta.

Una semana después, llegan las victorias. ¿Casualidad?

-Te voy a contar una anécdota. En una etapa de Yorkshire, Jon Aberasturi terminó tercero al sprint. Se quedó encerrado porque tuvo miedo a lanzarse demasiado pronto. Yo le dije que, a la siguiente, o ganaba o acababa del décimo hacia atrás. Pero que, si volvía a hacer segundo o tercero, le mandaba para casa.

¿Y eso?

-Quería que Jon perdiera ese miedo, ese respeto. Que se lanzara a por todas con confianza, y que luego fuera lo que Dios quisiera. Le comenté además que el siguiente sprint lo tenía que ganar sacando dos segundos al resto, producto de todo lo que te estoy explicando, de saltar sin guardar nada. Resulta que en la primera etapa de Aragón logró esa victoria. Y que además le picaron un segundo sobre el resto del pelotón. Él lo lamentaba. Quería un segundo más. Quería cumplir con mis órdenes al pie de la letra (risas).

Luego vino la exhibición del domingo en Cerler.

-Unas cosas van llevando a otras. Ya son más de tres años trabajando con Mikel Bizkarra y con Gari Bravo. Su capacidad se encuentra fuera de toda duda. Pero el nivel y los resultados que nos está aportando gente como el propio Aberasturi, Prades o Sanz les ha ayudado a dar ese puntito adicional. El rendimiento del equipo está siendo magnífico. Y también la imagen.

Con lo de la imagen se refiere a?

-A cómo nos mira la gente. A cómo estamos llegando al aficionado foráneo. En Yorkshire vi muchas ikurriñas. En Italia ya saben quiénes somos, a raíz del último Tour de los Alpes, en el que Óscar Rodríguez ganó la montaña, y la organización del Giro nos ha cogido la matrícula. Los chavales están creciendo. Y necesitamos crecer con ellos. El mensaje es ese.

Concréteme lo del mensaje.

-Quiero decir que, para mantener el proyecto en la dimensión que está adquiriendo, ya no nos vale solo con el apoyo de Murias. Para llegar al Tour hay que crecer. Para mantener esta estructura de chavales, que cobran el mínimo, hay que crecer. Hace falta que interioricemos aquí, en casa, todo lo que estamos logrando con el equipo, paseando el nombre de Euskadi en el panorama internacional, a un muy buen nivel competitivo. Estamos haciendo lo mismo que hizo en su día Euskaltel, pero con menos de un 10% de aquellos recursos.

¿A qué puertas hay que tocar? Empresas, instituciones?

-Estamos trabajando al respecto y tenemos muy buenas sensaciones. Lo que pasa es que, a estas alturas, las sensaciones ya no son suficientes. Mira... Que ganemos carreras es la leche. Que ofrezcamos el nivel que estamos ofreciendo es la leche. Pero tiene también su lado negativo. Y es que te encarece tu propio producto. La revalorización del equipo y de los ciclistas resulta evidente. Así que ya va llegando el momento de recompensar todo esto.

Me habla de sus “ buenas sensaciones”...

-Veo que la percepción de nuestro proyecto desde el ámbito político es positiva. Se están dando cuenta de que Euskadi ha vuelto a ser protagonista a nivel internacional, con una gestión seria y eficaz. Lo que antes valía diez ahora lo hacemos por tres, pero igual de bien. Y, sobre todo, con la misma ilusión.

¿Por dónde pasa el crecimiento del proyecto? ¿Por poder pagar mejores sueldos? ¿Por ampliar el plantel de ciclistas?

-El crecimiento pasa por tener un futuro mucho más encauzado. Por tener, por ejemplo, cinco años de continuidad garantizada, que es algo que ahora mismo Murias no puede ofrecer. Cuando tú das un salto de calidad como el que estamos protagonizando, las perspectivas de futuro cambian. La realidad del ciclismo vasco es la que es ahora. Y ya no podemos bajar el listón. Por un lado, la continuidad resulta necesaria, porque si el equipo desapareciera harían falta otros quince años para generar algo parecido. Y, por otra parte, hay que trabajar y dar con apoyos para consolidar esta línea ascendente.